Hillbilly

Reseña de “Hillbilly, una elegía rural”

Una historia de superación personal invitará, a los telespectadores, al tratamiento crítico de cuestiones sociales, familiares y culturales.

Esta semana, les traigo mis humildes impresiones sobre una película recientemente subida a la Plataforma más famosa del planeta: “Hillbilly, una elegía rural”. Un interesantísimo drama estrenado a mediados del mes de noviembre. Dirigida por Ron Howard y basada en el libro autobiográfico de un tal J.D Vance. Este film repasará tres generaciones de una familia pueblerina. Cuenta con las participaciones de un elenco para sacarse el sombrero: Gabriel Basso como el protagonista, un futuro abogado, a la espera del trabajo soñado que lo saque del eterno karma de ser un necesitado, Owen Asztalos, el protagonista, en la etapa de la niñez, la eterna Glenn Close como Mamaw, una abuela bastante singular y fundamental en la vida de Vance, Amy Adams como Bev, la madre de Vance, una eterna persona sumida en las adicciones y los constantes problemas familiares. He tocado de pasada solo algunas participaciones, pero de verdad que todo el elenco de esta película es realmente cosa seria.

Lo primero que podríamos pensar, para comenzar, es su título llamativo: “Hillbilly, una elegía rural”. Hillbilly es una especie de gentilicio peyorativo usado en los EEUU para referirse a los habitantes de ciertas áreas remotas, rurales o montañosas. Elegía, por su parte, es una composición poética en la que se lamenta la muerte de una persona u otra desgracia. Me he detenido, en estos dos términos, por el simple hecho que por ahí resultarían llamativos o desconocidos. Poniéndolos en relación, con la película que hoy les estoy reseñando, podría decir que la cuestión peyorativa o hasta despectiva que rodea a esta historia pone de manifiesto algo recurrente y común no sólo en la cultura yanqui sino en la de cualquier país: el interior profundo o los lugares más alejados de la metrópoli son también los más postergados como denigrados. Con respecto a la Elegía, el otro término que se menciona en el título, la figura de Mamaw, representada por Glenn Close, será el ser más entrañable y la imagen que el protagonista intentará dar a conocer. Una que conforma al ser más representativo en su vida y al que nunca pudo decirle todo lo que sentía por ella (es una especie de recuerdo y homenaje)

Justamente Mamaw será el hilo conductor de una trama que aparenta ser solo otra película de superación personal. Este calificativo la reduciría profundamente. A pesar de ser una historia, bastante simple sin dudas, es, también, un producto jugoso en cuanto a cuestiones sociales y culturales. Mamaw huye siendo una adolescente, con su novio, de ese Jackson rural a Middletown-Ohio por un embarazo prematuro. En este lugar, desarrollará su vida de madre, esposa y abuela. Lo paradójico de todo este traslado es que busca un destino en un contexto que carece de esperanza y no deja de ser, para el colmo, otro espacio olvidado y marginal en el mapa. En Middletown el trabajo escasea y los vicios o la mala junta abunda. Las oportunidades son pocas para los que carecen de recursos y solo la educación podrá generar algún hilo de esperanza en aquellos que no han tenido la posibilidad de tener una familia sólida en lo económico.

J.D será “rescatado” por su abuela Mamaw quien tendrá la capacidad de hacer volar a la mala junta que lo rodea y con la cual se dedica al consumo de estupefacientes y a hacer nada de nada. Mamaw será capaz de contener los embates de su madre que bordean la locura, la incomprensión, la inestabilidad familiar, económica y afectiva. Realmente amigos es para sacarse el sombrero la interpretación que hace Glenn Close de Mamaw, da la impresión que a esa actriz ningún papel le queda grande.

Como decíamos antes, esta película es un gran pantallazo sociocultural: repasa la decadencia de una sociedad desigual, las adicciones y las cuestiones familiares. No es un relato complejo pero la maestría está en cómo se cuenta lo que se cuenta. “Hillbilly…” retoma, en la historia de este joven J.D Vance, todo un trayecto de decadencia que hace del contexto yanqui uno bastante complejo. La debacle política se ve de pasada en una televisión encendida que muestra la noticia de un Clinton y una Mónica Lewinsky en la Casa Blanca. Son constantes, también, las acciones de la trama que dan cuenta del flagelo de la droga que abraza a los excluidos y está como pan caliente en todos lados, las familias y sus enormes problemas internos, etc. J.D volverá catorce años después a Ohio convocado por una madre adicta que está recuperándose de una sobredosis y necesita no sólo contención familiar sino un lugar donde poder rehabilitarse o vivir. Con J.D acudiremos a ver todo su trayecto de superación y la enorme figura de su abuela que le delega la gran responsabilidad de hacerse cargo de los Vance.

Esta última idea es justamente la que entenderá el joven J.D cuando vuelva a ese lugar de la niñez y se reencuentre con su hermana, los recuerdos de Mamaw y los eternos desequilibrios de su madre. No quiero contarles mucho y serán ustedes los que irán observando el tránsito bastante bueno que propone este film con esas temáticas.

Sin dudas “Hillbilly…” es una reivindicación a ese mundo que se enuncia casi despectivamente con ese término. J.D vuelve porque no le queda otra, gasta lo que no tiene en su madre, pero es consciente que su estadía es de pasada ya que todo lo que se esforzó académicamente está a punto de darle la posibilidad de conseguir ese empleo con el que siempre soñó, claro no ahí en ese lugar de mala muerte. En su trayecto, este personaje se dará cuenta que ese origen y ese legado queda en sus manos y fue lo que su abuela le entregó como una herencia: cuidar a los Vance con sus idas y sus vueltas.

Jackson-Kentocky como Middletow-Ohio son, en esta historia, esa especie de fin de mundo donde no hay nada más que cuestiones rurales o destinos ligados a ese ámbito o a la eterna decadencia rodeada de fracasos, empleos mal pagos y eternos desordenes emocionales como así también interminables flagelos con las adicciones. J. D. Vance volverá para tratar de contener el intenso flagelo y especie de tumor que significa y significó su madre en su vida como la de toda su familia, los deslices psiquiátricos e incontables como interminables problemas con las drogas de ésta. Lo interesante de toda esta incursión será que él entenderá que la vida de su madre estuvo constituida por una especie de egoísmo. Los problemas emocionales de Bev, su progenitora, siempre habían sido una constante y hoy la mejor decisión será darle la mayor ayuda posible, pero continuar con ese sueño personal que lo obliga a alejarse, por el momento, de Ohio.

No quiero hacer más “spoiler”, sí decirles amigos que tienen que ver lo bien filmada y actuada que está esta película. Después de haberla visto, seguramente, podrán rescatar varios temas bien interesantes para pensar o compartir impresiones con algún allegado o si quieren con nosotros que humildemente hoy le comentamos algo de ella, hasta la próxima amigos.

Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9

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