Esta semana traigo para compartirles mis impresiones sobre “La historia oficial”, un film de 1985 dirigido por Luis Puenzo y protagonizado por figuras del cine nacional como Héctor Alterio, Norma Aleandro, Hugo Arana, Patricio Contreras, entre otros tantos. Su remasterización en 2015 que incluye la implementación de importantes retoques audiovisuales es una invitación impostergable para los amantes del séptimo arte.
“La historia oficial” se presenta como un drama intenso sobre las consecuencias y acciones nefastas del oscuro periodo dictatorial de los setenta. Su trama desplegará, bajo las acciones de Alicia, interpretada por Norma Aleandro, una jugosa vidriera de hechos repudiables que marcaron una era signada por el terrorismo de Estado.
Las acciones se situarán en pleno 1983, en el inicio del periodo lectivo escolar más específicamente. Una “afrancesada” profesora de historia desarrollará sus actividades en un contexto histórico particular. Bajo el manto del alumbramiento de una nueva era en la historia argentina, una que se proponía “sacar a la luz” las atrocidades del gobierno de facto, Alicia empezará a convivir con esas verdades que brotan de una sociedad que quiere empezar a salir de la opresión dictatorial.
“La historia oficial” quizás exceda la trama ficcional y podría, tranquilamente, entenderse como un documento artístico. Desenmascarar y visibilizar las tristes verdades del momento histórico será su propuesta general. Alicia, una profesora de la vieja escuela, tendrá importantes cruces con sus colegas y estudiantes sobre quiénes son los encargados de contar la historia y cuáles son sus intereses: “… La escriben los asesinos…” dirá un alumno ofuscado. Bajo esa especie de metáfora, la película empezará a desperdigar los graves asuntos nacionales a partir del andar de una familia plagada de turbiedades.
La casa de Alicia y Roberto, un empresario muy ligado a la cúpula militar del momento, explotará de interrogantes y entredichos. Los días luminosos de la pareja quedarán opacados por la violencia y verdades insoportables. Los enormes lazos sociales y comerciales de él con los uniformados darán pie al tratamiento de varios temas imprescindibles para la película. Uno de ellos será la apropiación de menores nacidos en la clandestinidad, temática que se constituirá en el eje transversal de la trama. También aparecerán otros asuntos ligados a la tortura y sus métodos escalofriantes, el exilio, los desaparecidos, las abuelas de plaza de mayo, empresarios y militares, la alta sociedad o suciedad, fachos, subversivos, comunistas, etc.
La película utiliza el sentir como principal condimento audiovisual. Con él, Alicia irá descubriendo una verdad por demás dolorosa, una que la obligará a despojarse de lo más preciado y llevarla a explorar la empatía. Su vida, caracterizada por el desentendimiento de los hechos, dará un giro más que brusco cuando los sucesos sociales y personales vayan clarificándole el entendimiento. Contar o narrar, nada más ni nada menos que la verdad, representará una de las máximas esenciales del film y un paso imprescindible para la caída de una era signada por el horror y la mentira.
La fotografía de esta proyección es una que logra enmarcar grandes escenas ligadas a espacios y situaciones específicas. Puede encuadrar una cena muy “pacata” representando las frivolidades y excentricidades de un grupo conservador, enmarcar el espacio de un aula escolar o familiar, o poner en la lente intensos diálogos y discusiones por demás jugosas. Es una proyección de la vieja escuela cinematográfica, una capaz de reproducir, a partir de acciones y actuaciones más que destacables, una trama cargada de dramas intensos.
El film de Luis Puenzo empezó su gestación en los últimos momentos de la dictadura, en plena crisis nacional fruto del oscurantismo del gobierno de facto y la derrota de Malvinas. Fue autogestionado financieramente. Norma Aleandro, desterrada en 1975, regresó al país en 1981 y fue convocada para participar. Mientras se armaba el guion se filmó la tercera marcha de las Abuelas de Plaza de mayo, imágenes que forman parte de la película. La historia oficial obtuvo el Oscar, como dato bien representativo, un 24 de marzo de 1986. Todos estos detalles le agregan varios condimentos especiales.
Si estás dispuesto a ver una película que tranquilamente puede ser una representación visual de un período más que nefasto, “La historia oficial” es una excelente propuesta para hacerlo. El film se encuentra disponible en la plataforma universal de Netflix.
¡Hasta la próxima estimados y estimadas!
Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7