Jorge, a partir de una especie de hechizo, descubrirá las virtudes que tiene la Navidad. Una linda comedia brasileña para reír y valorizar a los afectos.
Esta semana les traigo para compartir mis impresiones sobre una película brasileña estrenada este 3 de diciembre en la plataforma más famosa del planeta Netflix: “La nochebuena es mi condena”. Película dirigida por Roberto Santucci y protagonizada por Leandro Hassum como Jorge (protagonista esencial de esta historia), Elisa Pinheiro como Laurita (mujer de Jorge), Danielle Winits (Marcia amante del protagonista), por nombrar solo algunos intérpretes de este film.
Esta película se enmarca dentro del mundo de la Comedia y tiene todos los condimentos que se puede esperar del género: un humor sencillo, directo, bueno y familiar. Sumado a todo esto, la trama se presenta como simple, concordante o asimilable a la vida real y es capaz que de sacar varias sonrisas a los telespectadores.
Jorge es un tipo que “no puede ver” la navidad. Tiene un dilema complejo: nació el mismo día que Jesús de Nazaret. Odia todo lo que representa cualquier 24 de diciembre y, por sobre todo, la noche buena, para él, la peor de los 365 días. Los preparativos, para semejante acontecimiento, no están exentos de las eventualidades masivas que tiene que ver con el consumo indiscriminado: autos amontonados en las autopistas y personas, en los grandes centros comerciales, adquisición excesiva de productos y los tan ansiados regalos para los niños como así también ingesta indiscriminada de comidas y bebidas alcohólicas. También está, como detalle para nada menor por lo menos para el protagonista, la reunión familiar. Esa en donde se intercambia afectos, pero también asperezas.
Esta historia se presenta como una muy potable dentro de cualquier familia común y normal. Se acentúa sobre el gran acontecimiento y reunión de afectos. Jorge detesta los chistes fáciles repetitivos, los nuevos novios de la hermana de su mujer, el pedido anual de plata que realiza su cuñado (el famoso préstamo del que nunca se debe esperar devolución), la inacción o comodidad de sus familiares en la falta de atención del abuelo que se encuentra a cargo de su familia. Es una fecha no grata y el humor, del primer segmento de este film, gira en torno a lo incómodo y nefasto que resulta todo esto para el protagonista. Hay buenas gesticulaciones y un humor directo que hace que el espectador disfrute esta proyección.
Ante tanta “mala onda” con la navidad se suma el malestar personal de Jorge el tener que festejar su natalidad. No quiere pastel ni cánticos festivos. Es una fecha que él considera para el olvido y lo hace notar a su entorno. Un hecho quebrará toda esta lógica: el abuelo postrado e inerte por un derrame cerebral, que encuentra sentado en su sillón, reaccionará milagrosamente para darle una lección de vida al protagonista: la navidad es la mejor de todas las fechas ya que en ella conmemoramos el amor fraternal y puro de nuestros seres queridos.
Un humor, sin mayores complejidades para el telespectador, irá acompañando a esta historia y también empezará a abrirse la puerta de la moraleja o por lo menos la reflexión. Ese abuelo le hablará a Jorge y le tirará una especie de maldición: cada día que el protagonista se despierte será navidad. Algo insoportable para el personaje principal que lo llevará a evadir esa fecha con pastillas para dormir. Un año conmemorará la festividad y se dará cuenta que muchas cosas han cambiado: vive en otra casa, hay una mujer sensual y bella pero no está su amada esposa, su vida es frívola y su aspecto es de un tipo al que se podría llamar superficial. No hay tanto humor en este segmento sino, como decía antes, una especie de moraleja: más allá de la fecha, lo importante es la familia.
La película no es para nada original en la trama. Ya varias comedias trabajaron el aspecto del paso del tiempo como así también la pérdida de lo más preciado: el amor de tus seres queridos (por ejemplo, una película de Adam Sandler titulada “Click”) Lo interesante de todo esto, es la posibilidad de pensar o, repensar, la navidad como un canto al afecto familiar, por así decirlo. Lo religioso y el nacimiento del hijo de Dios es también la posibilidad de reencuentro con las personas que más amamos, obvio que con sus múltiples defectos como sus generosas virtudes. Ese tío que siempre hace los mismos chistes cuando sirve pavé (un postre brasileño): “Pavé o pa´comé”, se burla de la vida o la apariencia física de su sobrina y, encima, se enoja cada año tratando de llevarse el pavo, también formará parte de ese paisaje original que constituye la familia (un día no estará y vaya que se extrañará su presencia) “La nochebuena es mi condena” será un canto al amor real. Jorge engañará a su mujer con Marcia (una especie de Barbie brasileña) pero la vida con ella nunca llenará ni al 1% de lo que siente, sintió y vivió con Laurita.
Esta película recupera toda la previa a la nochebuena, la rutina familiar de ese día, las costumbres, las broncas o, simplemente, saca los trapitos al sol los problemas. Es una comedia bien armada, para nada original pero bastante emotiva para conmemorar y revalorizar la importancia de tener y estar rodeado de los afectos. Si quieren ver un film navideño bueno, familiar y nutrirse de buenas ideas con respecto al valor de tener una familia, ésta es la oportunidad. Espero sus comentarios amigos, feliz navidad y próspero año nuevo.
Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9