“Dentro de ciento veinte días quedará totalmente terminado nuestro primer avión-cohete Integral. Pronto llegará la magna hora histórica en que el Integral se remontará al espacio sideral. Un milenio atrás, vuestros heroicos antepasados supieron conquistar este planeta para someterlo al dominio del Estado único. Vuestro integral, vítreo, eléctrico y vomitador de fuego, integrará la infinita ecuación del Universo. Y vuestra misión es la de someter al bendito yugo de la razón todos aquellos seres desconocidos que pueblen los demás planetas y que tal vez se encuentren en el incivil estado de la libertad. Y si estos seres no comprendieran por las buenas que les aportamos una dicha matemáticamente perfecta, deberemos y debemos obligarles a esta vida feliz. Pero antes de empuñar las armas, intentaremos lograrlo con el verbo.”
“Con las mejillas encendidas escribo estas palabras. Sí, integraremos esta igualdad, esta ecuación magnífica, que abarca todo el cosmos. Enderezaremos esta línea torcida, bárbara, convirtiéndola en tangente, en asíntota. Pues la línea del Estado único es la recta. La recta magnífica, sublime, sabia, la más sabia de todas las líneas.
“Yo, el número D-503, el constructor del Integral, soy tan sólo uno de los muchos matemáticos del Estado único. Mi pluma, habituada a los números, no es capaz de crear una melodía de asonancias y ritmos.
Solamente puedo reproducir lo que veo, lo que pienso y, decirlo más exactamente, lo que pensamos NOSOTROS, ésta es la palabra acertada, la palabra adecuada, y por esta razón quiero que mis anotaciones lleven por título NOSOTROS.”
Este es el comienzo de Nosotros, considerada la novela iniciadora del género de la distopía. Del ruso Eugeni Zamiatin. Escrita en 1920.
Nos muestra, a través del diario personal de su protagonista, un mundo ultra tecnológico que vive aislado tras un enorme muro que lo separa del salvaje entorno natural y sus animales, a los que se considera seres inferiores, como a los hombres rebeldes.
Pero éste es el único muro, ya que las personas de esta sociedad viven felices (obligatoriamente) en un Estado Único que dicta que todos los edificios sean de paredes transparentes y donde la vigilancia y el control de cada acción y cada segundo de la existencia son extremos.
En la novela, el proyecto Utópico se ha desarrollado, pero su resultado es terrible y cruel, es distópico.
“La utopía tiene el desagradable hábito de transformarse en distopía”.
El autor, Zamiatin, nació en 1884, cursó estudios de ingeniería naval y en 1913 se unió a los bolcheviques. Tras su detención, fue enviado a la cárcel y al destierro en Siberia. Consiguó escapar, regresó a San Petersburgo, pero de nuevo fue apresado y por fin exiliado.
Durante el transcurso de la I Guerra Mundial es enviado a Inglaterra para acometer la construcción de buques de guerra.
Entretanto iban apareciendo los movimientos vanguardistas, como el Futurismo de Maiakovski, que reivindicaron su derecho a escribir con libertad.
El totalitarismo, prevé la novela, ya no necesita la represión para controlar, pues la población acepta con docilidad la censura, a la que es constantemente sometida.
Los medios masivos de comunicación resultan un arma formidable.
La gente ama su servidumbre: perfecto totalitarismo.
“¿Con qué sueña la gente? Con alguien que les diga de una vez por todas en qué consiste la felicidad y que luego los encadene a ella”.
Por Martín Cagnoni para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9