En Alegre Distopía estuvieron charlando con un gran Actor de cine, teatro y televisión que no necesita presentación porque la calidad de su trabajo, su temple de artista, su generosidad y su calidad de persona hablan por sí mismas. Él fue Maradona en La Juventud de Oscar Paolo Sorrentino; El Sapo, en El Marginal 2; interpretó a un empresario bailantero en Gilda, la película de Lorena Muñoz; trabajó en las películas Nueve Reinas, Mundo Grúa y El Polaquito, y protagonizó diversos personajes en series de televisión de culto como Casados con Hijos y Los Simuladores. Estamos hablando nada más y nada menos que del gran Roly Serrano.
Naciste en Guachipas en 1955. ¿Qué recuerdos tenés de Salta y cómo fue tu infancia?
De Salta tengo recuerdos hermosísimos. Nací en Guachuipas, después viví un tiempo en La Caldera, luego me fui a Buenos Aires a los 14 años, volví a Salta, estuve en Moldes en la casa de la familia Ibarra. Allí iba a pescar, a trabajar, a cazar, todas cosas que uno pierde mucho cuando se muda a las grandes ciudades. Tengo hermosos recuerdos de mi Salta.
¿Cómo fue tu experiencia de la marginalidad en tu juventud y de qué manera eso te sirvió para interpretar personajes marginales?
Yo creo que el aprendizaje de vida me sirvió mucho cada vez que encaro un personaje nuevo. Hay cosas que he vivido y que quedaron marcadas en mi vida. Y dentro de todo eso, el arte me ayudó mucho a aprender a diferenciar entre las cosas buenas y las cosas malas. Y elegí el lado bueno gracias a eso.
¿Qué papel jugó el arte, más precisamente el teatro y tu trabajo como titiritero, en tu vida? ¿Fue una forma de salvarte, significó tener un objetivo claro en tu vida?
Yo creo que el arte es fundamental, es algo a lo que se le debería dar más espacio en la sociedad. En la escuela tendría que tener un lugar muy importante porque te sirve para abrir la cabeza, y si después decidís ser un carpintero, vas a ser un buen carpintero, creativo. Gianni Rodari (pedagogo italiano) me marcó muchísimo, sobre todo cuando yo empecé a escribir para niños. Él decía: “defiendo la libertad de la palabra para todo el mundo, no para que todo el mundo sea artista en un futuro, sino para que nadie sea esclavo”. Hay que promulgar la imaginación en los niños. Un niño con imaginación será un adulto que se imagine un mundo mejor. Y si no lo puede imaginar, no lo puede cambiar.
Tu debut en cine fue nada más y nada menos que con Lucrecia Martel en un excelente corto titulado Rey muerto que fue filmado justamente en tu lugar natal, Guachipas. Contanos cómo fue ese comienzo y cómo pudiste componer a “Cabeza”ese personaje brutal y violento.
Fue muy loca esa historia. Lucrecia estaba por filmar ese corto y no estaba convencida del actor protagónico que había elegido para hacer ese rol. Ella estaba por seleccionar nada más y nada menos que a Patricio Contreras, gran actor chileno. El asistente de dirección de su corto me propone a mí porque él me conocía de algunas actuaciones que hacía en una peña en Buenos Aires, y le dice a Lucrecia que interpretaba muy bien a los provincianos. Ella me convoca, me muestra la idea del corto e improviso la primer escena. Cuando corta, se había quedado con la boca abierta y me dice que yo tenía que ser el actor que interprete a ese personaje porque era impresionante cómo interpretaba al salteño. Yo le dije que a ese corto lo tenía que hacer por dos razones. La primera, porque iba a ser filmado en Guachipas, lugar donde yo nací. Y la segunda, porque soy salteño hasta la manija. Ese corto se utiliza para estudiar en las universidades de cine.
Esa entrada en el cine ocurrió cuando muchos de los directores que marcaron un hito en el cine nacional empezaron a surgir. ¿Cómo fue trabajar en ese contexto en el que las películas centraban los temas en una realidad dura, en lo cotidiano y en las que muchas veces trabajaban actores que no eran profesionales?
La gran mayoría de las películas que surgieron en esa época eran de directores nuevos. Ellos trabajaban con actores de teatro independiente, o mucghas veces trabajaban amigos en sus películas. Esa época marcó un cambio en el cine nacional, estaba Trapero, Caetano, Stagnaro, y muchos otros directores. En Salta también hay cineastas maravillosos como Isa o Moscoso.
En 2015 hiciste al personaje de Diego Maradona en la película Juventud, de Paolo Sorrentino, junto a tremendos actores como Michael Kane, Hervey Keitel y Jane Fonda. ¿Cómo fue esa experiencia, cómo fue trabajar con esos monstruos y cómo fue interpretar al Diego?
Fue maravilloso. Estaba filmando en Salta la película de Moscoso Lo que no se perdona, y me llama mi representante y me dice que me quieren llevar a filmar a Suiza dos meses para trabajar con Michael Kane, Hervey Keitel y Jane Fonda. Yo la verdad pensé que me estaba embromando, así que no le di mucha bola. Al otro día me llama el director, hablamos por skype porque él no encontraba al actor que interpretaría a Diego en esa película. Se dieron una serie de casualidades y fionalmente terminé yendo a filmar a Suiza con todos esos mosntruos, a nivel Hollywood. Fue una experiencia extraordinaria.
¿Hablaste con el Diego mientras componías su personaje?
No, no hablé con él. Yo ya conocía la historia de Diego porque había trabajado en otra película en la que interpretaba a su padre, en La mano de Dios. Pero eran Diegos distintos.
Uno de los personajes que marcaron tu carrera es El Sapo en El Marginal 2. ¿te gustó hacerlo, qué te dice la gente por la calle?
Me encantó hacerlo. Es asombroso ver la empatía que generíó ese personaje con la gente. Cuando me llamaron para interpretarlo, leí el guión y pensé que eras un lindo personaje para que la gente me odie. Y de pronto lo interpreto y le pongo todo para que sea malo, malo. Y sin embargo, hubo una empatía tan grande con la gente que me saludaban por la calle y me decían “¡hola, Sapito, cómo va!” . Para mi fue un juego, yo jugué con ese personaje. Me inspiré mucho en el Coronel Kurtz, personaje interpretado por Marlon Brando en Apocalypse Now, para componer al Sapo. Él habla de la destrucción del ser humano en las guerras, cómo la guerra trasnforma al hombre en un ser despreciable, que rompe todos los códigos de conviviencia de la sociedad. Yo traslado eso al Sapo en El Marginal 2, en donde la cárcel es muy similar a la guerra y saca todo eso del ser humano que decía el Coronel Kurtz.
¿Qué personaje te gustaría hacer que no hayas hecho?
Me encantaría hacer a un gran personaje de la literatura, a Cyrano de Bergerac. En algún momento lo voy a interpretar.
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Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7