- Hay que enseñarle es que no obtiene atención de ningún tipo: saltando no va a conseguir nada pero quedándose quieto sí.
- Practicar obediencia básica es fundamental. Se trata de que aprenda una conducta incompatible con la que no deseamos.
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Imaginemos la situación. Llegamos a casa tras una larga jornada de trabajo, abrimos la puerta y nuestro perro se abalanza sobre nosotros como si llevase un mes entero sin saber de nosotros. Imaginemos otra. Le sacamos de paseo y nos encontramos a unos vecinos. El perro les reconoce y empieza a tirar de la correa para poder saludarlos efusivamente. O una tercera. Invitamos a un grupo de amigos a cenar y nada más cruzar el umbral nuestra mascota se les tira encima y empieza a lamerles.
Es posible que a más de uno estas escenas le resulten incluso divertidas pero, sin embargo, deben evitarse. Por un lado, porque se fomentan conductas que generan un excesivo estrés, nerviosismo y excitabilidad en el can, y por otro, porque pueden causar más de un problema o disgusto, en el caso de que intenten subirse encima de personas a las que no les gustan demasiado los perros o más vulnerables como niños o ancianos.
¿Por qué hacen esto los perros? La respuesta la encontramos en una muy poco adecuada educación de base y esto, por supuesto, es siempre responsabilidad de los seres humanos, que deben proporcionarles unas pautas de comportamiento desde pequeños. Si permitimos al cachorro que se suba sobre nosotros entenderá que este comportamiento es correcto, que nosotros lo aceptamos y seguirá repitiéndolo en la edad adulta. Por lo tanto, lo ideal es educar al can desde su llegada al hogar aunque si no lo hemos hecho en ese momento o bien el perro ha sido adoptado en una edad adulta todavía es posible corregirlo.
Los expertos en educación canina recomiendan seguir una serie de pautas que con paciencia y perseverancia pueden dar muy buen resultado:
La principal sería ignorar la conducta indeseada. Para ello necesitaremos practicar varias veces al día la entrada en casa. Cuando al abrir la puerta el perro nos reciba nervioso y saltando, debemos girarnos, darle la espalda y cruzar los brazos sobre el pecho. Si el can se nos pone delante, volvemos a girarnos hacia el lado contrario. E insistimos las veces que haga falta hasta que el perro se calme. Será entonces, ya relajado, cuando le acariciaremos, le diremos ‘muy bien’ o le daremos unas palmadas.
¿Qué va a aprender el perro con este gesto? Cuando el perro salta sobre nosotros está acostumbrado a recibir atención. Aunque lo apartemos o le gritemos prefiere esta atención negativa a nada y lejos de fomentar que no lo haga estamos reforzando esa conducta porque es la única manera que conoce para comunicarse con nosotros. Por lo tanto, lo que hay que enseñarle es que cuando se abalanza sobre nosotros no hay atención de ningún tipo: saltando no va a conseguir nada pero quedándose quieto sí.
Con paciencia, cualquier cachorro podrá adaptarse en cuestión de días mientras que un perro adulto quizás necesite algunas semanas para conseguirlo. Lo importante es repetir el ejercicio diariamente y ser firmes, ya que si dejamos que vuelva a subirse aunque sea una sola vez el proceso se alargará. Por supuesto, es importante que todos los miembros de la casa sigan la misma pauta y si nos encontramos con algún conocido o amigo por la calle pedirles también que se giren.
Otra regla a seguir sería la de trabajar la obediencia básica. Para evitar que el perro salte encima de las personas cuando paseamos junto a él o bien cuando nos visitan en casa debemos enseñarle a sentarse y quedarse quieto. Se trata, fundamentalmente, de que aprenda una conducta incompatible con la que no deseamos que haga. Como en el caso anterior, requiere de trabajarlo con paciencia, diariamente al menos entre cinco y diez minutos y utilizar el refuerzo positivo premiando siempre con un ‘muy bien’, una caricia o una golosina (sin abusar tampoco de estas),
En casa también podemos enseñarle a estar en ‘su sitio’. Un rincón donde podemos colocar una manta o cojín y premiar al perro con juegos y caricias cuando está ahí. El perro solo asociará este lugar con situaciones positivas y aprovecharemos esto para que se siente ahí cuando vengan las visitas para que las reciba de manera tranquila.
¿Qué es lo que no debemos hacer nunca? Aunque ya hemos hablado de lo que se debe hacer para evitar estas conductas también conviene recordar lo que debe evitarse: acariciar o dejar que acaricien al perro cuando está nervioso, gritar al can para que se baje, aguantar al perro para que no moleste a los invitados o a las personas que nos encontramos en la calle, o encerrarle en otro cuarto mientras los invitados estén en casa no solucionarán nada e, incluso más, acabarán por agravar la situación.