La desigualdad no es un fenómeno simple, es complejo, hay varios tipos de desigualdades y son provocadas por diferentes factores.
El aislamiento fue y sigue siendo una medida necesaria para evitar la propagación del virus COVID19, esto hizo y hará que las familias deban recluirse y adoptar prácticas nuevas.
La no asistencia de los niños, niñas y adolescentes a las escuelas obliga a las familias a reasumir un mayor protagonismo en la formación, en algunas casas con más tiempos y recursos y en otras sin tiempo y sin los elementos necesarios para acceder a la educación. Esto lógicamente tiene consecuencias en la educación formal de los niños y niñas, también en su desarrollo social.
Este cambio en la educación, llego a cristalizar aún más algunas desigualdades: si los aparatos tecnológicos son el medio de contacto con la educación (docentes, material), los hogares sin acceso a internet o sin la más elemental infraestructura electrónica/tecnológica quedan aislados de poder acceder.
O, en otros casos, existe una sola computadora en el grupo familiar, y deben turnarse para su uso o quizás acceder a través de un celular, pero sobre el cual no tienen posibilidad de usarlo durante determinados horarios por otros empleos que tiene o puede suceder que por la falta de acceso a datos no podrá descargar las tareas o navegar las etc. O puede ser que exista por parte de los adultos limitaciones en cuanto a conocimientos tecnológicos que impida esa colaboración necesaria para el niño o niña, todo esto genera en el proceso de formación una desigualdad frente a otros estudiantes del mismo nivel de escolarización. La brecha digital es hoy una limitante para equiparar la formación curricular entre todos niños, niñas y Adolescentes que continúen estudiando en sus casas.
El exministro Juan Carlos Tedesco expresa que “la alfabetización digital es al siglo XXI lo que el proceso de alfabetización fue al siglo XIX”. Hoy podemos afirmar que con la pandemia de Coronavirus estas brechas se amplifican, siendo indispensable la intervención de los Estados en el marco de un proceso de creciente familiarización de los cuidados.
Tomando el estudio del Observatorio Argentinos por la educación elaborado según datos del Ente Nacional de Comunicaciones (2020), en el primer trimestre del año 2014 el 49,6% de los hogares contaba con acceso a Internet fijo. Los datos más recientes, del tercer trimestre de 2019, muestran que el porcentaje pasó a 62,8%. La velocidad de esa conexión también mejoró: pasó de 3,6Mbps en 2014 a 28,3 en 2019. Pero las estadísticas generales muestran brechas persistentes.
De cada 100 hogares, casi 63 tienen acceso a Internet fijo entre el primer trimestre del año 2014 (primer dato disponible) y el cuarto trimestre de 2019 (último dato disponible), el acceso a Internet fijo por cada 100 hogares pasó de menos de la mitad a casi 63, según datos del ENACOM (2020). El gráfico resume esta situación y muestra la disparidad existente entre las provincias argentinas.
Por medio de los próximos gráficos observamos la brecha digital en el acceso a los dispositivos conectados a internet por grupo de edad. Entre los 4 y 12 años el 72,1% de los niños usaron Internet, en tanto sólo el 37,9% usaron computadoras, es decir 34,2% accedieron a internet pero no usaron PCs. En cuanto a la velocidad, el 54.11%. de las conexiones son de una velocidad menor a 20 Mbps, lo que no asegura actividades sincrónicas.
En Argentina el 19,5% de los alumnos no cuenta con acceso a Internet en el hogar, según los datos que surgen de las respuestas de los estudiantes del último grado del nivel primario en el cuestionario complementario de la prueba Aprender 2018. La pregunta formulada fue: «¿Cuáles de estas cosas hay en el lugar donde vivís? … Conexión a Internet». El promedio nacional, como se ve en el siguiente gráfico, esconde fuertes disparidades dentro del país. En un extremo, hay provincias donde un tercio o más de los estudiantes no cuenta con Internet en su hogar: Santiago del Estero (40,7%), Formosa (37,7%), San Juan (36,1%), Catamarca (35,0%), Misiones (35,0%), Chaco (33,5%) y Corrientes (33,3%). En el otro extremo, las jurisdicciones donde este porcentaje es inferior al 10% son Ciudad de Buenos Aires (7,2%), La Pampa (7,5%) y Tierra del Fuego (8,0%). Salta está en el 29,5%.
En el caso de la secundaria la pregunta fue similar a la administrada en el nivel primario, donde se pregunta sobre la tenencia de diversos aspectos en el hogar, de la siguiente manera: «¿En el lugar donde vivís hay conexión a Internet?». Los resultados de analizar las respuestas de estudiantes del último año del nivel secundario en Aprender muestran que, en comparación con el nivel primario, hay un menor porcentaje de estudiantes de la secundaria sin acceso a Internet: 15,9% en el país. Tal como sucede con otros indicadores, la situación nacional esconde fuertes desigualdades. Ninguna provincia supera el tercio de estudiantes de nivel secundario sin Internet en su hogar, pero 9 superan el 25% entre ellas Salta (29,7%).
Hace unos días el presidente Alberto Fernández anuncio el Plan Conectar que contempla el desarrollo, construcción y puesta en órbita de un nuevo satélite, el primero de la segunda generación de ARSAT, este brindara conectividad satelital de alta calidad a 200 mil hogares rurales. Además, se actualizará y extenderá hasta los 38.808 kilómetros la Red Federal de Fibra Óptica.
Es imprescindible asegurar el derecho al acceso gratuito a Internet de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en edad escolar para poder garantizar el Derecho Social a la Educación. Las políticas públicas son blancos móviles que requieren del esfuerzo de diferentes sectores para que se enfoquen en las necesidades, es tiempo de que esa brecha digital comience a cerrarse.
Perdimos tiempo es verdad, durante los últimos años la inversión y aun los proyectos fueron escasos, hoy una nueva realidad nos muestra que a la desigualdad no solo se la combate con distribuir recursos, por mas que sean necesarios, a la desigualdad se la combate también con acceso a servicios.