Como ya sabemos los ODS -Objetivos de Desarrollo Sostenible- son un compromiso global que asumieron los países que integran las Naciones Unidas, entre ellos Argentina, y a los que cualquier empresa puede adherir y reportar a través de lo que se denomina Pacto Global.
Se trata de objetivos que apuntan a superar diversas problemáticas mundiales como la pobreza y el cambio climático, y que se trazaron desde 2016, para cumplimentarlos hasta 2030.
Además de objetivos, son también una concepción global que incluye principios que hoy toman fuerza, como por ejemplo el de no dejar atrás a nadie.
A fines del año pasado, se hizo el primer análisis de ciclo luego de cuatro años de implementación. Los estudios revelaron que la velocidad y el desarrollo de los objetivos no era la deseada y que se debían asumir inmediatamente medidas estratégicas para impulsar las acciones. Es allí donde surge la necesidad de plantear una Agenda 2030 y se busca que los países aliados actúen para acelerar la implementación de ODS.
Pero, desde principios del 2020 nos encontramos en el medio de la pandemia provocada por el virus COVID-19 y no podemos obviar reflexionar sobre cómo impactará esto en la iniciativa de la ONU.
Los impactos reales de la pandemia sobre los ODS aún no se pueden palpar, pero sí se puede llegar a reflexionar sobre cuáles objetivos serán los posiblemente afectados en términos negativos y positivos.
Hay algunos efectos de primer orden, por ejemplo, el objetivo número 3, Salud y Bienestar. En pandemia pudimos ver la sobrecarga de problemas sanitarios, desigualdad en coberturas o acceso a la salud. La OMS ya ha advertido que esta pandemia y las medidas de confinamiento podrían tener graves consecuencias para la salud mental de la ciudadanía y, en especial, en la del personal sanitario debido al estrés sufrido durante los peores meses de la crisis.
Respecto al objetivo numero 8, Trabajo Decente y Crecimiento Económico, este contexto de pandemia expone pérdidas de empleo, precarización laboral y por lo consiguiente, pérdida de ingresos y casos de pobreza extrema que derivan en comprometer la consecución del objetivo número 2, Hambre Cero. La COVID-19 también está impactando fuertemente en la seguridad alimentaria por falta de recursos y de distribución. El hambre será una de las peores consecuencias que tendremos que afrontar tras el paso del coronavirus.
El objetivo numero 4 claramente es uno de los más afectados, se trata de acceso a Educación de Calidad. Los millones de niños que no asistieron a las escuelas durante el año, la falta de conectividad para acceder a clases virtuales y el cierre de colegios, puede retroceder muchos los esfuerzos para el progreso de la educación.
Y si nos enfocamos en el ODS número 5, Igualdad de género, los datos dicen que en lo que va de la pandemia se acentuaron los casos de violencia de género y violencia familiar. Según datos de la ONU, en cuarentena los casos incrementaron más de un 39%. En cuanto al ámbito laboral, hay mayor desempleo entre las mujeres.
Entonces, la pregunta es: ¿sobrevivirán los ODS post pandemia? Algunos estudios revelan que no, otros que sí. Lo cierto es que el escenario obliga a reforzar los esfuerzos para que en el 2030 sean más los logros, de los que podemos visualizar.
El vaso medio lleno
Hay otros objetivos que tienen mayores expectativas, como los que tiene que ver Consumo Responsable. Esto se evidencia en acciones pro medio ambiente y la caída de emisión de carbono, como consecuencia más directa del freno en actividades industriales y sociales.
Otro objetivo que tuvo efectos primarios positivos es el 16, Instituciones Sólidas, ya que pudo verse mayor acercamiento y solidaridad entre organismos del sector público y privado. La sinergia que se genera en el trabajo conjunto entre ambos sectores es sabido que puede conseguir mejores resultados que el trabajo individual.
¿Qué pasará con la agenda 2030 luego de la pandemia?
Para poder dimensionar los efectos hay que tener en cuenta factores específicos, que tienen que ver con el desarrollo sostenible de cada país y cada región, sumado a las condiciones preexistentes y los desafíos de sostenibilidad particulares.
Ante esta situación de pandemia, la ONU advierte: de nosotros dependerá que esta situación nos lleve a un punto de no retorno o, por el contrario, suponga un impulso para alcanzar en diez años un mundo en el que nadie se quede atrás. Mientras tanto, se aguarda una discusión más profunda e intergubernamental para reestructurar la Agenda 2030 luego del análisis de los efectos del COVID-19.
Todo indica que la pandemia, de ninguna manera, puede ser motivo de un retroceso de los ODS. Incluso, deja de manifiesto que debe trabajarse más profundamente en ellos, salvaguardando los derechos humanos y bajo el principio de no dejar a nadie atrás, teniendo en cuenta las particularidades de cada país y región.
Por su parte, los países y las instituciones deben mantener activos los esfuerzos y sostener a los ODS en un lugar prioritario.
Desafíos individuales
Impulsar el desarrollo de los objetivos de la Agenda 2030 se convierte en un desafío de los países, de las regiones, de las instituciones y de las personas. Por esto, cualquier persona que está interesada en colaborar, lo puede hacer con la difusión a través de redes sociales, siendo activista y sumándose a acciones de voluntariado digital. O bien, colaborando con alguna de las muchas ONG que trabajan por la consecución de estos objetivos pensados para el bien común.
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