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A solas con… Rodolfo Aredes y Pepito (parte 3)

Desde niño empezó su vida circense, con muchas piedras en el camino pero convencido que era su lugar, su vida. Junto a su amigo inseparable, hizo reír a miles de chicos y grandes, sin distinción con un solo objetivo, robar sonrisas. Rodolfo junto a Pepito nos cuentan sus vidas, sus historias, sus pesares, sus alegrías y por sobre todas las cosas hablan de esa amistad que los tiene juntos hace más de 63 años.

Tercera Parte

El Influencer: ¿Qué hizo en ese momento, al verlo a Pepito dentro de una celda?
Rodolfo Aredes: Yo me quedé helado, y lo primero que le dije al Comisario es que me de una constancia que Pepito quedaba ahí, él sin dudarlo me dice que si y confecciona un acta que decía «se secuestra el cuerpo del delito, muñeco de madera dentro de una valija que dice llamarse Pepito». Con ese papel me voy con Vidondo, primero al parque para avisar que no iba a poder trabajar, conté un poco lo sucedido y luego lo fui a ver a Méndez Luchessi, mientras le contaba se agarraba la cabeza y decía «nooo, nooo, ese comisario es muy difícil», mira un reloj y me dice rápidamente «hacé una cosa, el tren está por salir dentro de una hora, andá a ver a este señor, me anota el nombre, era el jefe regional de la zona norte de la Policía». En ese entonces, la Policía se dividía en 3 regiones, zona norte, centro y sur. Me da una tarjeta de él con una recomendación para el Jefe Regional. Cuando llego a Salta voy a la regional y resulta que este señor era el yerno del dueño de uno de los Circos más grandes y en el que yo había trabajado muchas veces, sentí un alivio inexplicable, era indirectamente un miembro de la familia circense.

EI: ¿Qué es lo primero que le dice Ud. al jefe regional?
RA: No pude decir una palabra, entro, el ya estaba informado de todo por la comunicación interna que tenía la Policía, me ve y lo único que me dice es «andá a buscarlo, ya esta todo solucionado». Nos saludamos, pero ahora tenía otro problema, había que esperar el tren y la frecuencia era una vez a la semana, así que esperé y volví a Mosconi después de 7 días, eso fue el tiempo que «Pepito estuvo en cana». Me lo devuelve contra entrega del papel firmado por el jefe regional, y cuando estamos saliendo de la comisaría, le digo al comisario que me lea la ley en detalle, qué se podía decir y que no, le explico que no quería cometer el mismo error, así le digo a Pepito todo lo que no puede decir. Me mira y empieza a leerme todo el artículo donde se prohibía nombrar a Perón, a Evita, la marcha peronista, el partido justicialista, el partido laborista, yo interrumpiendo su lectura le observo que en ningún lado decía que yo no podía decir «soy peronista», el comisario repasando rápidamente me contesta que tenía razón, que esa expresión no estaba o sea que decirlo no era un delito, yo le vuelvo a preguntar si puedo decir que soy peronista y me responde con más énfasis, si pero no puede decir viva Perón.

Me retiro y voy en busca de Vidondo y le digo que hagamos un espectáculo en el club y que iba a estar interesante porque lo que iba a decir Pepito y que hablaría del comisario del pueblo. Recuerdo que en la primera función hubo aproximadamente 200 personas y en la segunda más de 700, nadie se quería perder la anécdota de Pepito en la cárcel.

El encargado de la publicidad en el pueblo, el Señor Jerez, recorriendo las calles en su publicidad decía que Pepito iba a contar lo que había pasado. Cuando llega la función le digo que Pepito no iba a decir nada de eso, él se quiere enojar conmigo porque me decía que toda la semana había publicitado eso y que ahora no hablaría, pero yo lo tranquilizo diciendo que cuando esté terminando la función, él me interrumpa y me pregunte fuerte ¿Por qué Pepito estuvo preso ?. Así lo hizo, terminando el show, interrumpe Don Jerez tal cual lo habíamos arreglado y Pepito le contesta con mucha naturalidad «estuve bien, me trataron muy bien y quiero aprovechar para felicitar a Mosconi por el comisario que tiene» continúa relatando ante la atenta mirada de todos los espectadores… «fíjese que me dieron desayuno, almuerzo, merienda y cena del Hotel Espinillo y entrada la noche hasta mujer i´tenio ¿y saben por qué?, porque el comisario es peronista como yo». Me tuvieron que sacar en auto hasta Coronel Cornejo donde ya no tenía jurisdicción el Comisario Adán Villagra (risas recordando ese momento vivido).

Yo en el parque era medio «colao» , empezando que era menor de edad, no tenía ningún permiso y tampoco documento.

EI: ¿Su papá y su mamá llegaron a ver su espectáculo con Pepito?
RA: Resulta que cuando llego a Salta con el parque, porque desde Tartagal empezamos a bajar por todos los pueblos, voy a la casa de mis padres y resulta que ellos ya no vivían ahí, se habían mudado y no sabía donde estaban, así que seguí la gira con el Parque, llegamos a General Güemes después nos quedamos un mes en Metán, Rosario de la Frontera y llegamos a Tucumán, Catamarca y en Chilecito dejé el parque, ellos siguieron rumbo a La Rioja Capital y yo me volví a Salta a trabajar como independiente. Empecé en las peñas, estuve en la del Casino, La Herradura, Patio del Criollo Nieva, El Huaico, La Peña Peña, Los Troncos. Luego esta última la pusieron en venta y la compre junto a mi familia, ahí fue que mis padres pudieron disfrutar mi actuación, además de ser un emprendimiento donde trabajaba toda la familia, luego la vendimos y seguí recorriendo toda la Provincia.

Yo era muy chico y nunca tenía a nadie que me defienda o me proteja y algunos dueños de parques o circos se aprovechaban de mi haciéndome trabajar el triple.

EI: ¿Ud. considera que Pepito tiene vida propia?
RA: Si, por supuesto que si, él hizo cosas que me hicieron sentir muy mal en el escenario, como también dijo cosas que me hicieron llorar de risa y tentarme hasta casi no poder seguir actuando. El nació para los niños, me pidió que nunca dijera malas palabras, que siempre trabajara para el que necesitara, me dijo que era muy noble, y me contó que su abuelo le había entregado a su padre para que hiciera un juguete para un niño y que por su trabajo nunca pudo realizar ese juguete para su hijo, luego ese chico se hizo grande, viejo y tampoco pudo realizar ese juguete para sus hijos, luego uno de ellos se hizo grande y lo hizo a Pepito. Para él tenia un valor afectivo y emocional muy grande, esa madera con la que está hecho había pasado por tres generaciones en definitiva. Pepito tiene sentimientos independientes, pregona siempre la solidaridad.

EI: ¿Por eso Ud. decidió durante toda su carrera hacer funciones gratis en las escuelas?
RA: Ya en Salta instalado definitivamente, comenzamos a ir a todas las escuelas a hacer una función, que en esa época le decíamos ¨la rasca¨ porque rascábamos lo que podíamos, primero la entrada salía 2 pesos, luego 1 después 0,50 centavos y el que no tenía plata entraba lo mismo pero nadie se quedaba sin verlo a Pepito. Aun así me daba cuenta que eso no estaba bien porque algunos pagaban más, otros menos y era deshonesto, así que empezamos a hacer funciones gratis en las escuelas y yo por otro lado, trabajando con grandes artistas podía solventar lo que hacíamos con Pepito para todos los alumnos. Era nuestro deseo que ningún niño se quede sin verlo a Pepito en su escuela.

Muchas veces dormí debajo de los escenarios de los parques, abrazado a los monos o a los perros para sentir algo de calor.

EI: ¿Cuál considera que fue la mayor satisfacción que le dio Pepito a Ud?
RA: La mayor satisfacción que me dio fue haberme hecho conocido y sobre todo muy querido en la provincia de Salta y por supuesto en todos los lugares que anduvimos juntos con el espectáculo Rodolfo Aredes y Pepito, pero creo que lo más grande que me dio fue que gracias a él fui el elegido para tener una entrevista con el Santo Padre Juan Pablo II cuando vino a Salta, un regalo o un premio muy grande que me dio la vida.

Trabaje con Marrone, Susana Giménez, Carlitos Balá, Margarito Tereré, con Guy Williams (El Zorro ), con Mirtha Legrand, Palito Ortega entre otros.

EI: ¿Qué le diría a Pepito que no se lo haya dicho nunca?
RA: A Pepito no lo «tuteo», le tengo un gran respeto, Pepito me duele muchísimo que a partir del 20 de marzo del 2020 se haya quedado mudo, dentro de su valija de cuero, en la soledad increíble que jamás imaginó, en el abandono de todos los que lo rodean, con un montón de alegría dentro de él para repartir y darle a los niños y no hay ningún tipo de posibilidad que se pueda abrir esa valija. Lamentablemente no le puedo dar ningún mensaje ahora a quien se le está muriendo su carrera artística. Pienso que está deprimido, de hacer 60 funciones a tenerlo olvidado, mudo, sin poder expresar lo que siente. Lamentablemente lo que esta pasando con la pandemia, ningún político o funcionario salió a defender a los artistas, a los que vivimos de la actuación y esto nos esta matando a muchos, incluso a Pepito. Ojalá pase rápido y podamos volver a la normalidad y Pepito pueda volver a hacer reír a miles de niños como lo hizo toda su vida.

Los parque o circos desde Buenos Aires siempre agarraban rumbo hacia el norte, nunca iban al sur, porque necesitaban que los pueblos estén continuos.

Más que un reportaje, fue escuchar un testimonio de vida de un gran artista salteño acompañado siempre por su fiel amigo y compañero Pepito. Ojalá estos dos inseparables compañeros puedan tener un reconocimientos y pronto, los que alguna vez nos reímos, lloramos, nos divertimos y jugamos con ellos podamos ver en algún lugar de Salta un monumento que simplemente inmortalice tantas sonrisas de tantos niños.

#UnMonumentoParaPepito

Te dejamos el podcast con la tercera parte de la entrevista para que lo disfrutes tanto como nosotros

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