El presidente de la Nación estuvo junto a Gustavo Sáenz y los gobernadores de Chaco, Jujuy y Formosa en una atípica Guardia Bajo las Estrellas, sin fogones y gauchos.
Con el marco de los infernales custodiando el Monumento, se conmemoró el Bicentenario del paso a la inmortalidad general Martín Miguel de Güemes. La tradicional vigilia recuerda viva la gesta de Güemes, único general y gobernador muerto en acción de guerra.
El presidente Alberto Fernández participó, en Salta, junto al gobernador Gustavo Sáenz, de la tradicional Guardia Bajo las Estrellas, que recuerda la vigilia de los gauchos salteños durante la agonía del general Martín Miguel de Güemes, desarrollada este miércoles a la medianoche, en el marco de los actos por el bicentenario del fallecimiento del héroe nacional.
La ceremonia comenzó pasadas las 23.30, en el monumento en honor al general Güemes, ubicado en el pie del cerro San Bernardo, en la zona este de la capital salteña.
Hasta allí llegaron el Presidente junto a Sáenz; la intendenta de la ciudad de Salta, Bettina Romero; el ministro de Defensa, Agustín Rossi; y los gobernadores de Chaco, Jorge Capitanich; y de Jujuy, Gerardo Morales; entre otras autoridades.
En el renovado monumento a Güemes, se cumplió la tradicional vigilia de la Guardia Bajo las Estrellas que comenzó con un espectáculo de luces y sonidos(mapping) que le dieron marco a la composición de un pasaje sobre la batalla, emboscada y muerte del general Güemes a cargo del Instituto de Música y Danza de la Secretaría de Cultura de Salta.
Luego, cuando faltaban pocos minutos para la medianoche y bajo los acordes de la Banda Militar de Música «Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos», se entonaron las estrofas del Himno Nacional, para dar paso después a la interpretación del Himno a Güemes por los integrantes del conjunto folclórico salteño Ahyre.
Finalmente, se ejecutó un toque de silencio para recordar el paso a la inmortalidad del General, el 17 de junio de 1821, en la Quebrada de la Horqueta, ubicada a unos 21 kilómetros del centro de la ciudad de Salta, hasta donde cabalgó tras ser gravemente herido por tropas realistas y donde agonizó durante diez días.