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Aromas y sabores que no quiero olvidar

Ma Cuisine es un pequeño restaurante del centro de Salta. Es el sueño de toda la vida del cocinero Roberto Boujon, quien piensa y prepara platos tan sabrosos como novedosos: “Todos tenemos guardados aromas y sabores que nos transportan a momentos inolvidables de nuestras vidas. Acá busco llegar a esos recuerdos”.

Roberto Boujon es uno de esos tipos que son felices con lo que hacen y, al mismo tiempo, hacen felices a la gente con eso que hacen. Parece un juego de palabras, pero basta con darse una vuelta por Ma Cuisine para comprobarlo. Porque todas las noches, él abre las puertas con una sonrisa que le sale de adentro, invita a sentarse en una de las 26 sillas que tiene este pequeño restaurante de la calle España y explica las virtudes de los platos de la carta, o, mejor dicho, de la pizarra, ya que allí están escritas las opciones, todas muy elaboradas.

Después Roberto desaparece del salón, ya que su lugar está en la cocina. Allí se mueve a su gusto. “Desde muy chico supe que me iba a dedicar a esto, yo soy muy feliz en la cocina”, afirma mientras prepara para El Influencer un risotto de arroz negro con mariscos, uno de los platos que incorporó al menú recientemente y que es furor entre sus comensales: “Una noche, de 24 pedidos, 15 fueron de este risotto. A la gente le encanta, y a mí me gusta mucho ofrecerlo, porque no es algo común acá en Salta”. Entregar cosas diferentes es lo que seduce a Roberto, quien nació en Entre Ríos, se crio en Buenos Aires y llegó a Salta hace 17 años, atraído por los vinos de altura, ya que también es sommelier. Trabajó en cocinas de restaurantes y hoteles, dio clases y nueve años atrás hizo realidad su sueño de toda la vida. “Este es el restorán que siempre quise tener, con un concepto boutique. Acá siento que cocino para mis amigos”, confiesa.

En Ma Cuisine se respira un aire familiar y, al mismo tiempo, único. Porque el salón parece un elegante comedor de una casa de familia numerosa, y los platos que se sirven, desde un atún rojo español hasta unos sorrentinos de mollejas braseadas con gírgolas, marcan un toque de distinción, lejos de la comida típica norteña. “Al comienzo no fue fácil, porque el paladar salteño tuvo que acostumbrarse a estas propuestas. Pero hoy ya se ha aggiornado, gracias a que hay una camada de cocineros amigos que hacemos cosas distintas, y la verdad que tenemos una muy buena aceptación”, explica Boujon, quien afirma que sus primeros recuerdos en la cocina se remontan a los guisos que hacía su padre: “Todos tenemos guardados en algún lugar aromas y sabores que nos transportan a momentos inolvidables de nuestras vidas. Personalmente, hay platos españoles, italianos y franceses que me traen muchos recuerdos. Sé que a la gente le pasa lo mismo, y acá busco llegar a esos recuerdos”.

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