Los tumores de mama en perras y gatas son muy comunes, representando entre el 50% a 70% del tipo de tumor más habitual en hembras no esterilizadas, y afecta a ambas especies principalmente en su etapa de vida geriátrica.
Se han identificado tres factores de riesgo fundamentales: la edad, la exposición hormonal y la raza. En un menor grado la dieta, el peso corporal y la obesidad también pueden jugar un papel en su aparición.
Edad: son tumores que típicamente afectan a perras y gatas de edad media o avanzada, siendo extremadamente raros, sobre todo los malignos, en perras de menos de 5 años y en gatas de menos de 7.
Exposición hormonal: la exposición a las hormonas ováricas, progesterona y estrógenos, es importante en el desarrollo mamario y es necesaria para su desarrollo y maduración. Las perras castradas antes del primer celo tienen solamente un 0.5% de riesgo de desarrollar tumores de mama a lo largo de su vida, un 8% si se hace ante del segundo celo, un 26% antes del tercer celo y disminuyendo este porcentaje con cada ciclo hasta no tener ningún beneficio sobre la prevención de su aparición más allá de los 4 años de edad. Recientes estudios en la perra, sugieren también un beneficio en la aparición de nuevos tumores si se realiza la esterilización al mismo tiempo que se extirpan tumores de mama benignos, además de prevenir enfermedades en ovarios y útero que son también bastante habituales en hembras adultas o geriátricas.
Las gatas no esterilizadas tienen 7 veces más riesgo de tener tumores de mama. El efecto protector de la esterilización disminuye rápidamente en los primeros años, siendo de un 91% si se hace antes de los 6 meses, 86% entre 7-12 meses y de un 11% entre 13-24 meses, sin existir ya un beneficio de la esterilización sobre la aparición del cáncer de mama más allá de los 2 años.
La utilización de ciertos productos hormonales para la prevención del celo también puede inducir la aparición de tumores de mama, por lo tanto, su uso está desaconsejado en ambas especies.
Raza y susceptibilidad genética: este tipo de tumores son más frecuentes en razas pequeñas y los animales de raza pura presentan una mayor incidencia respecto a los mestizos. Entre las razas pequeñas se observa una mayor incidencia en malteses, chihuahuas, yorkshire, caniches, teckel y cocker spaniel. Entre las razas grandes, el doberman, pastor alemán, pointer, bóxer, presentan predisposición a la aparición de este tipo de cáncer. En el gato los siameses presentan una mayor tendencia.
Otro factor de riesgo es el peso corporal: se ha comprobado que tener un peso inferior al ideal en la pubertad disminuye la incidencia de tumores de mama en la edad adulta. Así mismo estudios recientes han demostrado que la obesidad a edades tempranas y a alimentación con una dieta alta en carnes rojas aumenta el riesgo de padecer tumores de mama en la perra.
¿Qué podemos observar en casa?
En múltiples ocasiones mientras damos caricias a nuestras compañeras o durante el baño y acicalado de las mismas, podemos observar un nódulo o varios asociados a uno o varios de los pezones y/o glándulas mamarias. Los casos más avanzados pueden presentar ulceración en la zona afectada, edema o inflamación alrededor de la mama o pezón e incluso presentar secreción.
Pasos a seguir en el diagnóstico
El primer paso es acudir a nuestro veterinario de confianza. Lo primero que se hará será realizar una adecuada historia clínica y examen físico del animal: se deben de realizar exámenes complementarios como radiografías de tórax, análisis de sangre y ecografías abdominales, en ocasiones, para valorar adecuadamente el estado de salud y la extensión del tumor y planificar el tratamiento más adecuado.
Aproximadamente el 50% de los tumores de glándula mamaria en la especie canina son benignos, pero hay que tener en cuenta que con paso del tiempo se pueden transformar y malignizar. En las gatas, por el contrario, la mayor parte de tumores mamarios, un 85%, son malignos y tienen una elevada capacidad de metástasis.
Cómo prevenirlos
- Castración
- Chequeo periódico de las mamas, para poder descubrir a tiempo algún «bultito» y consultar lo antes posible al veterinario de confianza
- Si el profesional pide «esperar a ver si crece más», lo mejor es pedir una segunda opinión
* Fuentes consultadas: Material informativo del «Hospital Veterinario Nacho Menes» (Gijón, Asturias, España) y Veterinaria MIA (Av. Belgrano 2380, Salta Capital).
Muy buena nota, hace falta este tipo de informacion
Excelente nota para todos los que tenemos mascotas, sobre todo para prevenir estas enfermedades que causan tanta tristeza en nuestras familias
Excelente nota para todos los que tenemos mascotas, sobre todo para prevenir y evitar estas enfermedades que causan tristeza en todas las familias