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#Ciclovías: Cuando la gestión se abstrae de la realidad…

La gestión municipal que encabeza Bettina Romero promueve una ciudad del futuro, pero el salteño que vive en uno de los conglomerados urbanos más pobres del país, demanda soluciones de otro tipo. Esta incongruencia se traduce en un abrupto descenso de la imagen de la intendenta capitalina.

La gestión gubernamental no siempre está focalizada en las necesidades de la población, y esto parece suceder en la ciudad de Salta con las promocionadas ciclovías y el plan de movilidad sustentable.

El 45% de pobres e indigentes de Salta reclaman otro tipo de respuestas, muchos ni bicicletas tienen; la movilidad sustentable que esperan es la de su calidad de vida y la presencia de un Estado activo en los barrios.

El vecino de la ciudad de Salta tiene su interés puesto en cuestiones más trascendentes de su vida diaria, como la falta de trabajo, reducción de ingresos, situación sanitaria del país. Poco parece interesarle a la gran mayoría de los salteños una ciclovía, en algunos tramos mal edificada, pero sí la erogación de recursos públicos en proyectos de ciudades del primer mundo.

En pleno siglo XXI los canales de información abundan y los ciudadanos ejercen su derecho a control y veto en forma inmediata, aprobando o no las medidas que toman los gobiernos.

Las últimas mediciones sobre el funcionamiento de los gobiernos y la imagen de los políticos, registró en el caso de la intendenta Bettina Romero una abrupta caída, incluso desde antes de la pandemia. Recordemos que asumió con una imagen positiva superior al 60% y en marzo ya se encontraba apenas por encima del 30%.

Diversos encuestadores coinciden en lo mismo. El inicio de la pandemia, como a la mayoría de los políticos medidos, le permitió subir algunos puntos, pero en los últimos dos meses la caída se profundizó. La imagen positiva actual no supera el 23% y la negativa se acerca al 50%.

Los valores se invirtieron claramente y obedece a que los vecinos no ven reflejadas en las políticas sus prioridades.  

#Ciclovíaspolémicas

Atención particular merecen las bicisendas que forman parte de un promocionado Plan de Movilidad Sustentable.

En el medio de la ola de críticas sobre la construcción de la ciclovía en calle Alvarado, la Municipalidad de Salta a través de Bettina Romero presentó el programa Salta en Bici, que promueve “estímulo fiscal para comerciantes, talleres de capacitación y promoción de circuitos de cicloturismo”.

Varios automovilistas sufrieron las fallas de diseño de las ciclovías

En la presentación nada se dijo sobre la mencionada ciclovía que fue desmantelada a poco de finalizar los trabajos, ya que representaba un riesgo enorme para los eventuales usuarios. Menos se hizo mención a quién se hará cargo del dinero público que demandó el proyecto.

Por redes sociales y de ahí a los medios de comunicación se multiplicaron las críticas por las deficiencias en los trabajos. Lo negativo es que nadie (al margen de los vecinos) hayan advertido que era inviable el uso de las ciclovías, hasta que el proyecto prácticamente estuvo finalizado y seguramente, gastados los $ 3.178.621,72.

La pregunta que importa ahora es si la empresa Oscar Zoricich absorberá el costo de repetir la obra, o lo harán todos los salteños a través de las arcas municipales.

La ciclovía en avenida Belgrano no fue menos conflictiva. De por sí se trata de una arteria con un tránsito complejo, y como todas las calles de Salta, la amplitud no es su característica primordial. Se repitieron las imágenes de automotores “colgados” de los bodoques de cemento instalados para separar la senda para ciclistas y el sector para los automotores.

La bicisenda de la avenida Belgrano, desde Juan XXIII hasta Bicentenario (3,7 km), se adjudicó a la firma Pastrana Estrizich, en contratación directa y por libre negociación, con un presupuesto de $3.603.784,91.

Tranquilamente se podrían haber destinado estos $7 millones de pesos en pavimentar cuadras de barrios de la periferia, donde en la temporada de lluvias es imposible el tránsito peatonal, en bicicletas o vehicular.

Malestar e interpelación social

Hay un claro enojo social hacia la política de una sociedad que sufre los efectos de la pandemia, la urgencia por lo sanitario y lo económico apremia y no se advierte respuestas institucionales.

La miopía de la política sigue mirando sus propios intereses y relata un cuento que no se aferra a la dura realidad. Los sectores más carenciados seguirán a la espera de acciones concretas que alivien, al menos en parte, el doloroso presente.

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