Daniel Santoro

Daniel Santoro: «El peronismo va a ser la salvación de la humanidad»

Daniel Santoro es un artista plástico que nació en Buenos Aires en 1954. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Trabajó como realizador escenógrafo en el Teatro Colón entre 1980 y 1991. En 1985 realizó numerosos viajes por Oriente exponiendo en diversos museos y galerías de arte. Ha desarrollado una carrera basada en obras de contenido social y político que giran sobre la iconografía peronista casi en clave de liturgia aunque con esbozos irónicos, como los murales de Eva Perón en el Ministerio de Obras Públicas en la calle 9 de Julio de CABA. En sus trabajos nada es literal y al mismo tiempo todo lo es.

Dice Daniel Santana en relación a su obra:

“La primera aproximación al «mundo peronista» de Daniel Santoro, debe pasar por reconocer algunos antecedentes de aquel territorio de la década que propició mitos, leyendas y habladurías, que luego de la caída del gobierno peronista han configurado un imaginario que, hoy por hoy, constituye un laberinto de lecturas con sus correspondientes interpretaciones. Desde el odio hasta el amor, pasando por todos los sentimientos imaginables, aquel peronismo sigue siendo objeto de injurias o exaltaciones.”

¿Cómo es esa relación que estableces entre estética, historia y política en tu obra?
Es una relación siempre conflictiva. La política, la estética y el arte son cosas que no encajan entre sí, siempre hay reclamos mutuos. La política se siente deudora de las expresiones artísticas, el arte se siente vulnerado por la política. Es una relación histérica. Yo no soy un artista que celebre los eventos políticos a través del arte, yo nunca pinté al sujeto histórico. El arte no tiene una mirada dirigida en la que siempre se vea lo mismo. Por ejemplo, el sujeto revolucionario que pintaba Ricardo Carpani en los `70 hoy es visto como un chongo de gimnasio, con esos músculos marcados y esa contextura corporal desmedida. Si hay algo en el arte, es que no hay garantías, en las lecturas, en las interpretaciones y en la caducidad. Esa es la apertura poética que tiene lo artístico.

¿El arte siempre tiene que ser vanguardista?
Hubo una época en que eso era indispensable. Hoy en día todo se puede juntar en una obra, lo vanguardista y lo clásico sin ningún pudor. Todo en el arte hoy es ahistórico, es como internet, una especie de aleph en el que se ve todo al mismo tiempo. Tampoco hoy hay una vanguardia política. Por ahí nosotros, los peronistas, nos encontramos en posiciones más conservadoras (queremos mantener la justicia social, la humanización del capital, los derechos adquiridos) y la derecha se encuentra en posiciones más revolucionarias, es decir, quieren destruir todo aquello hablando de la revolución con total desenfado. Esas son las paradojas de este momento, lo conservador reaparece, en forma freudianamente fantasmal, como revolución. Se movieron todas las certezas, estamos en la “máquina de paradojar”. Nosotros estamos con los barbijos tratando de que no muera gente, y ellos los queman en el Obelisco. Esas son las paradojas de nuestro tiempo.

Un ícono peronista que por ahí no todos conocen es el proyecto trunco por la Revolución Libertadora del Monumento al Descamisado, un proyecto faraónico que tenía un descamisado 45 metros más alto que la Estatua de la Libertad y una base más grande que el Luna Park, y que iba a estar emplazado en la zona del viejo ATC, en el centro de la ciudad blanca ¿Cómo iba a ser la representación que iba a hacer el peronismo de ese trabajador, y cuál es la representación que hace de estos tiempos?
En estos tiempos no hay representación del trabajador porque no existe más como paradigma, no hay más obreros. Existe el Partido Obrero que es como un fósil que quedó, los obreros son de clase media y votan a Macri. ¿Hoy quién es obrero, el tipo que labura repartiendo delivery con la caja atrás en la espalda, el que trabaja desde su casa con la computadora? No hay corporalidad del obrero y por eso no hay representación. La representación de aquel descamisado era otra cosa, tenía una necesidad de presentarse como un sujeto de la revolución peronista: era un desafío para los barcos que llegaban al puerto y le daba la espalda a todo ese sector oligarca de la ciudad blanca. Y planteaba un diálogo con la Estatua de la Libertad, en que la libertad era un concepto abstracto sin compromiso social, y acá había un laburante que quería conquistar su libertad, es decir, estaba encarnada en el descamisado. Este trabajador estaba en guardia y no tenía que demostrar que laburaba. No hacía la pantomima del “mirá cómo trabajo” que se representaba en los primero de mayo soviéticos. El Monumento al Descamisado estaba diciendo “estoy trabajando y tengo una vida”. Por eso creo que el peronismo va a ser la salvación de la humanidad. Chile no sabe qué está reclamando, pero en realidad pide peronismo, es decir, dignidad. El peronismo dice “vamos a trabajar lo menos posible y a tener la mejor vida posible, porque mi vida no es el trabajo”. Hacia eso va toda la humanidad completa, porque eso es humanizar el capital. El Papa, por ejemplo, está en esa tesitura y lo dice en cada discurso que da: moderar la codicia y frenar la acumulación.

En tus textos y entrevistas decís que “el peronismo lo que hace es democratizar el goce capitalista” y “es felicidad porque atiende al deseo”, querés desarrollar más estas ideas?
El peronismo reclama la democratización del goce y eso no se lo banca la oligarquía. El oligarca te dice: “¿ustedes se pensaban que podían tener aire acondicionado cuando son pobres?” El peronismo te dice: “sí, podemos eso y mucho más”. Un ejemplo de eso es la pileta de Milagro Sala en Jujuy, eso les jodía, que un negro pobre tenga una pileta enorme. Eso lo inventó Eva Perón, inventarle a los pobres un destino de ricos.

Podes escuchar la entrevista completa en este podcast en Spotify

Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7

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