Dunkerque

Dunkerque: una gran película de guerra

La famosa y desesperada retirada aliada en la mano talentosa de Nolan. Un film para no despegarse de la “butaca”

Esta semana les traigo, para compartir, mis sensaciones luego de haber observado, muy placenteramente digamos, una película catalogada como bélica: “Dunkerque” (Dunkirk). Esta producción estrenada, allá por julio de 2017, dirigida por Christopher Nolan (británico, de extensa carrera en la dirección, conocido por los rodajes de Batman, como así también, por una película excelente protagonizada por Al Pacino y Robin Willams que se encuentra, magistralmente, ambientada, en la áspera e increíble Alaska con sus climas y tiempos raros: “Insomnia”)

La película que hoy nos convoca está protagonizada por Harry Styles, Tom Hardy, Fionn Whithead, Cillian Murphy (una cara más que conocida ya que es el actor del famoso personaje Tommy Shelby de los “Peaky Blinders “, (tremenda serie que retrata la historia de una familia inglesa de tintes mafiosos cuya trama está ambientada a principios del siglo XX), por nombrar solo algunos y dirigida, como, ya les dije antes, por Nolan (reconocido director inglés) “Dunkerque” tiene, bajo su cosecha de galardones, una amplia vitrina con trofeos que incluyen el Oscar y otros premios como mejor Sonido, ambientación, montaje, edición, fotografía y, obviamente, galardones como mejor película y dirección.

Sin dudas, la ambientación, montaje, fotografía, el gran trabajo de edición y, por supuesto, la confección del vestuario, son detalles, para nada menores, que entran, como grandes fogonazos, por las retinas de los espectadores. La playa acompañada de un clima, para nada alentador, los soldados ingleses y franceses con sus característicos uniformes, el armamento militar, las calles del lugar ambientadas con barricadas de bolsas de arenas y coloreadas con las ruinas que fueron dejando los constantes intercambios de disparos y bombas, los transportes marítimos (de todo tipo y colores, diría), conforman un producto tremendamente placentero y permite, a cualquiera, entender el por qué de tanto reconocimiento. No quiero dejar de mencionar la maestría del señor director quien es capaz de hacernos correr al lado de ese soldado perseguido por las balas, sumergirnos en el mar después de un hundimiento, hacer de copilotos en un combate aéreo. Gran ambientación sumada a un relato, en primera persona podríamos decir, que involucra, casi dentro de la escena, diría, al espectador en un clima de desesperación, fatalidad y sufrimiento de esas tropas que se encuentran desplegadas y formadas alrededor de los barcos y la playa.

La contextualización del film exige situarnos dentro de la famosa retirada de las tropas aliadas de las costas francesas. El hecho histórico nos remite a la ciudad francesa de Dunkerque, lugar de un combate intenso que tiene en las cuerdas flojas a las tropas inglesas y francesas. La segunda guerra mundial marcó el expansionismo nazi que llevó al ejército del Tercer Reich, a invadir Polonia y recibir, automáticamente, la declaración de guerra de Inglaterra y Francia. Cuentan los hechos que hubo un ataque en simultáneo en Luxemburgo, Bélgica y Francia, por parte de las fuerzas alemanas (conocida como la guerra relámpago), y la invasión del país galo era inminente ya que los Panzer, esos monstruosos tanques hitlerianos, logran evadir el paso por un lugar impensado: el bosque de las Ardenas. El ejército aliado queda rodeado y en mayo de 1940 se lleva a cabo una dramática operación de evacuación en la ciudad de Dunkerque.

El dramatismo del acontecimiento, antes nombrado, es lo que intensamente va a trabajar el film. La trama se sitúa en la máxima tensión de las tropas aliadas y la acción se relata desde esta perspectiva. Con respecto a esta, en realidad tenemos que decirlo porque así el film lo tiene presentado, lo que se muestra o cuenta está direccionado desde la mirada inglesa. Soldados del ejército británico caminan esas calles desoladas en busca de suministros y son perseguidos a múltiples balazos. Uno de ellos, Tommy, salta una barricada francesa, y comienza su andar hacia la costa donde están sus camaradas, bien formados como lo dice la conducta militar, a la espera de ese barco que los saque, con vida, del inminente golpe de knock out que les van a propinar los nazis. Sonidos de suspenso como así también de melodías melodramáticas acompañan esta situación. Ni qué decirles amigos, los cazas nazis aparecen en escena y se desata una lluvia de bombas sobre los regimientos ingleses. No quisiera contarles demasiado porque de por sí los hechos se intensifican como les estaba diciendo, pero es realmente interesante ver lo bien que retrata Nolan estas situaciones.

La desesperante circunstancia de retirada que se da a conocer en el film, es conocida como “Operación Dinamo”. Winston Churchill, el primer ministro inglés, considerado en los anales de la historia como un ícono en la defensa de los valores democráticos, decidió llevarla a cabo utilizando parte de su flota como así también convocar algunas embarcaciones pesqueras y mercantes. En estas últimas, se detiene la película, cada vez que puede, para darle un espacio bastante llamativo. Revisando algunos artículos, pude leer que si bien estas pequeñas embarcaciones civiles tienen una participación dentro de la retirada de las fuerzas aliadas, sus resultados no son tan espectaculares como a cada rato intenta hacer saber la trama. Debo decirles que cuando puedan ver el film, si es que todavía no lo hicieron, hay segmentos destinados a movilizar el “pecho” a cualquier inglés con las actitudes y acciones heroicas de estos civiles, que por amor a su nación, ponen en riesgo sus pequeños barcos como su vida (recordemos que Durkenque está separado de Inglaterra por el Canal de la Mancha) Sin pelos en la lengua, puedo expresar, que se explota el nacionalismo y/o patriotismo con las acciones de estas personas: imágenes de diminutos barcos cargando a soldados harapientos, centenares de militares aplaudiendo estas actitudes: hay una exaltación orgullosa del ser nacional inglés. Hasta aquí es lo que podríamos esperar de una película de guerra que retrata un acto histórico y milagroso. Lo realmente rancio, turbio o, que mínimamente podríamos llamar, mal nacionalismo es una situación bastante confusa que presenta la trama: el soldado Shiverling, protagonizado por Murphy el famoso actor que personifica a Tommy Shelby de los Peaky Blinders, es rescatado por una embarcación civil. Está shockeado y al borde de la locura. No acepta ningún tipo de razón, menos cuando se entera que se dirigen a Durkenque a buscar otros soldados: en su ira y desesperación maltrata a un joven/adolescente que formaba parte de esa tripulación. Lo empuja y hace que éste se golpee intensamente. Esto deja malherido, al joven, quien posteriormente fallece. Con argumentos que el telespectador está sutilmente invitado a inferir como “pobre soldado está en estado de shock”, “no quería hacerlo o fue una desgracia”, casi que se pasa por alto un homicidio accidental pero que no deja de representar algo complejo. El film retrata todas estas acciones muy livianamente. No sé, será una impresión personal, pero si Nolan quiso mostrar hasta dónde bordeaba esta especie de locura también trató muy superficialmente todo esto. Quiero agregarle, a todo lo que acabo de decir, que esa situación no sólo tiene un olorcito a “nacionalismo barato”, sino que también desperdicia los dotes escénicos de un tremendo actor como Murphy: él podría haber aportado otras cosas interesantísimas a la trama.

Así como hay segmentos dedicados al enorgullecimiento del ser inglés con el accionar casi sobrenatural de sus tropas como de sus ciudadanos convocados a toda esta cuestión (algo esperable y cuestionable como les expresé con anterioridad) hay actos patrióticos y heroicos: aviones que vuelan casi sin combustible y deciden combatir a los cazas nazis para evitar que sigan bombardeando a las tropas instaladas en la costa, soldados empáticos con sus camaradas ingleses como franceses, capitanes orgullosos y valientes. En fin, todo lo que una película de guerra debe tener, “Dunkerque” no es la excepción. Como les dije antes, la magistralidad, de toda esta proyección, está en el muestreo que nos brinda su director. Somos soldados porque así nos exige el film, volamos y combatimos en el aire, nos estamos por ahogar en pleno hundimiento o estamos apostados en esas embarcaciones civiles. Hay una gran construcción de Nolan.

No tengo otras cosas para comentarles sobre esta película de guerra. Por ahí sí agregar que la misma es tan inglesa que solo se ve, de lejos, un soldado nazi o de pasada militares franceses. Acá no importan los enfrentamientos sino las emociones de quienes participaron en ese conflicto ya sea en la sitiada Durkenque como así también en suelo británico. Las escenas finales exaltan el orgullo de los ciudadanos de ese país cuando vienen los trenes cargados de militares mugrientos, preocupados y derrotados. Es el sentir inglés expresado en una historia que tenía, como final cantado, la desaparición física de más de 300000 soldados y un milagro, como así también, gestas heroicas de ingleses (imágenes que sugiere el film) hace que se produzca ese final feliz que, en este caso, es salvar la vida y no ganar la guerra (algo muy creativo ahora que lo estoy viendo en este tipo de película)

La historia dice y se sigue preguntando ¿Qué le pasó a Hitler y sus camaradas para dar tanto tiempo a esa retirada aliada? La historia habla de incapacidad o de eterna duda al respecto, lo cierto es que, más allá de este dilema, “Dunkerque” más allá de ser una exaltación orgullosa del ser y sentir “inglés” es una excelente película para ver.

Mis amigos, si no la vieron y les atrae esas películas de guerra, con todo lo que se puede esperar de ellas, esta es una que está trazada por una mano talentosa como la de Nolan, espero sus comentarios, saludos.

Trailer

Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9

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