En el mundo del vino donde cada sorbo es un viaje sensorial, hay una cepa que lleva consigo la pasión, la historia y el sabor de Argentina, aunque sus orígenes sean en el viejo continente: el Malbec. Y hoy, en medio de viñedos, en bares, o en tu casa, se levantan las copas para celebrar su día.
Desde las colinas francesas de Cahors, el Malbec llegó en el siglo XIX a tierras gauchas a través de almas inquietas y curiosas, ávidas por mejorar la vitivinicultura en el país. Un 17 de abril, pero de 1853, se presentó un proyecto para fundar una quinta y una escuela de agricultura en Mendoza; la iniciativa había sido del entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien se propuso transformar la producción del vino.
El cultivo de la cepa más consumida de Argentina se fue extendiendo como enredadera por la Cordillera; actualmente tiene presencia mayoritaria desde Chubut hasta Jujuy, pasando por Salta donde se concentra la mayor cantidad de viñedos en los Valles Calchaquíes.
Los amantes de esta cepa consideran que es una uva que cuenta historias en cada botella, narrando el terroir de donde proviene con cada sorbo de la mano de su versatilidad, una de sus principales características. Es un día para recordar que el vino no solo es una bebida, sino un puente entre culturas, un símbolo de convivencia y celebración.
El Malbec, también encuentra en la región de Salta un escenario único que moldea su carácter de manera excepcional. Situada a gran altura sobre el nivel del mar, esta región ofrece condiciones atmosféricas y geográficas que impactan en características singulares.
La altitud extrema de los viñedos salteños, con sus suelos arenosos y pedregosos y su clima árido, desafía a la vid a adaptarse y desarrollar una personalidad única. La amplitud térmica entre el día y la noche favorece la maduración de las uvas, permitiendo una óptima expresión de los sabores.
Esta altitud, combinada con la intensa radiación solar propia de la región, concentra los aromas y los sabores en los racimos de Malbec, otorgándoles una complejidad y una estructura notables. Los vinos resultantes son vibrantes y llenos de carácter, con una marcada frescura de una notable adaptación en la vinificación que los distingue en el mundo vitivinícola.
Ejemplares salteños, son muchos y destacados, pero destaquemos el Altiplano Malbec de Paco Puga & Familia($30.000 – $50.000), que si bien tiene su costo, ejemplifica la modernidad de los vinos del valle sin perder identidad de terruño. La oscilación en precios depende muchas veces del mercado donde se encuentra.
Para destacar también, es el Malbec Old Vines de El Esteco ($12.000) o Fincas Notables de la misma bodega ($15.000). Colomé ofrece dos versiones, con o sin paso por madera, el State ($10.000) y Auténtico ($15.000) donde la fruta se destaca sin perder complejidad propia de la región.