Nunca mas 01

El negacionismo de violaciones a los derechos humanos como delito penal

“…Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años e inhabilitación absoluta de uno a tres años quiénes por cualquier medio hicieren manifestaciones públicas negando, minimizando, justificando o aprobando un hecho de genocidio o un crimen de lesa humanidad”, (expte 0623-D-2017 Cam Dip) expresa el proyecto de ley que intenta tipificar la acción negacionista, aún pendiente de tratamiento en el Congreso Nacional.

Los ciudadanos que niegan la importancia o la mera realidad del Holocausto judío pueden afrontar distintas situaciones penales según los Estados en los que residan. Dentro de Europa, negar el Holocausto sólo se considera delito en Francia, Alemania, Bélgica y Suiza. En Reino Unido, Dinamarca o Suecia, la libertad de expresión no tiene límites penales más que, en el caso de las publicaciones, el delito de difamación.

Al contrario, Francia, Alemania y Bélgica sancionan el delito de negacionismo del genocidio judío. En España y en Suiza es delito la negación de cualquier crimen contra la humanidad. Los otros países europeos no sancionan el negacionismo como tal, pero tienen mecanismos como el delito de racismo o incitación al odio racial para condenar a los más radicales.

Francia es el país europeo donde el debate sobre la conveniencia de legislar sobre el negacionismo está más vivo. Una ley votada en 1990 prevé una multa de 45.000 euros y un año de cárcel quien niegue o minimice el holocausto, la legislación francesa fue utilizada en dos oportunidades, 1991 y 1997, para condenar al líder del Frente Nacional (FN), el extremista Jean-Marie Le Pen, quien calificó las cámaras de gas que sirvieron para exterminar a los judíos de mero ‘detalle en la historia de la Segunda Guerra Mundial’.

El delito de negacionismo tiene en Alemania una pena de hasta 5 años de prisión efectiva, la negación del Holocausto no queda comprendida en la libertad de expresión. Por eso, la negación de los crímenes nazis no es una opinión, sino un delito. No solo se prohíbe la negación, ‘no sucedió’, sino también la minimización, ‘fueron menos/no fueron tantos’, y se prohíbe la relativización, ‘murió más gente por los bombarderos’ o ‘es que ellos provocaron la situación’, este último argumento es el que se conoce en Argentina como la ‘Teoría de los dos demonios’, es decir justificar el accionar ilegal de todo el aparato estatal asimilándolo a un grupo de civiles.

Son delitos de lesa humanidad o contra la humanidad, aquellos cometidos por un grupo de personas que desde el estado, y utilizando todos sus recursos, atacan una población civil con el fin de aniquilarla, el delito de negacionismo justamente lo que intenta es condenar a quienes quieran justificar que se use el Estado, en vez que sea para el bien común, lo sea para delinquir contra los propios ciudadanos que debe cuidar, así hemos escuchado justificar secuestros, torturas, desapariciones de personas, violaciones y todo tipo de abusos sexuales a mujeres detenidas, y robo de bebés.

Lamentablemente, la historia de la Humanidad nos ofrece numerosos ejemplos de hechos de genocidios y de delitos de lesa humanidad y antes todos ellos existe el deber inexcusable de memoria y de protección y respeto de las víctimas. Las profundas heridas que ha dejado el holocausto o Shoá mediante el cual se perpetró el asesinato de seis millones de personas judías bajo el régimen nazi, es decir, las dos terceras partes de la población judía en Europa, nunca podrán ser olvidadas.

También debemos recordar el genocidio armenio ejecutado por el Gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio Otomano durante los años 1915 a 1923. Se ha estimado que implicó la muerte de dos millones de personas, que representaba dos terceras parte de los armenios del Imperio Otomano.

Asimismo, es nuestro deber conmemorar a los dos millones de camboyanos asesinados durante los años ´70 por el Gobierno dirigido por los Jemeres Rojos. Tampoco es posible olvidar hechos más recientes ocurridos durante la Guerra de Bosnia y en Ruanda en la década del ´90, y la dictadura cívico militar en nuestro país.

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