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La deuda no es dinero

Argentina le debe dinero al FMI y Argentina está tratando de renegociar las condiciones de crédito. El crédito lo tomó el gobierno de Mauricio Macri y se dejó imponer las condiciones, no sólo económicas, para tomarlo. El FMI reconoció que no se cumplieron los objetivos. Los objetivos políticos eran salvar al fracasado gobierno de Macri y que ganara las elecciones, los económicos, que son de los que hablan ellos, restaurar la confianza del mercado y reducir los desequilibrios fiscales (o sea, ajustes).

No tenemos idea de a donde fue a parar la plata que ingresó a través de esa deuda, que no podría pagar ni el mejor país del mundo y con sus finanzas en excelente orden, mucho menos Argentina, lo que si sabemos es que no fue a parar a la recuperación económica y social del país, que con crédito y todo terminó peor de lo que estaba cuando comenzó el gobierno de la alianza Cambiemos.

Pero el problema de fondo, con el fondo, no es la plata. Imaginemos un escenario más doméstico: quiero ampliar mi casa y hacer otras refacciones en lo que tengo construido, entonces voy a buscar un crédito.

Encuentro un agente financiero que está dispuesto a prestarme la plata que yo pido, pero me agrega más plata para además de hacer las obras de ampliación y refacción, me pueda comprar un auto 0 Km, y amoblar la casa, pero me pone condiciones, además de la garantía.

Las condiciones para prestarme la plata son: no puedo comer carne de vaca más de dos veces por semana, pescado a lo sumo una vez al mes, pollo dos veces por semana y el resto solo verduras, sin harinas; además debo suprimir una comida diaria y no puedo tener colaciones; cambiar el alimento de la mascota por uno de menor calidad; no puedo tener televisión por cable; debo bajar el abono de los teléfonos celulares y contratar a la empresa que el prestamista me indique; solo nos podemos bañar una vez al día en verano y cada dos días en invierno; el aire acondicionado o la calefacción pueden estar encendidos no más de dos horas por día; la cadena del inodoro se larga cada dos veces que alguien hace pis, o si se puede cada tres, mejor; si decido no eliminar la cena, de todas formas la cocina se puede usar una vez al día; no puedo comprar ropa más que una vez por año; las luces de mi casa no se pueden encender entre las 6 am y las 18 pm; sólo puedo utilizar mi vehículo no más de 500 kilómetros al mes (y si hay excedente no es acumulativo); solo puedo hacer las compras en los almacenes y supermercados que mi prestamistas indique; puedo elegir solamente una plataforma de streaming (de audio o video, no ambas) y pagar el abono más barato y por último ningún habitante de mi casa puede dormir más de 6 horas por día. Aceptadas esas condiciones recién fijamos el valor de los intereses y las cuotas a pagar, para que me presten plata que no necesito.

Pero acepto el crédito, no amplío mi casa, hago algunas refacciones pagando caro el material y la mano de obra, me compro la camioneta O Km más cara del mercado y regalo el resto de la plata a mis amigos, mientras tanto llegan las primeras cuotas del crédito que tengo que seguir pagando.

Bueno, algo así es lo que pasó con Argentina: Mauricio Macri tomó un crédito imposible de pagar, con condiciones imposibles de cumplir, y tenemos que pagar, porque el FMI no le prestó la plata a Mauricio Macri, sino que se la prestó al país, y las condiciones se las puso al país, con el agravante de que a Macri se lo eligió gobernar y él entregó esa soberanía a un usurero (el FMI) que le dijo cómo tiene que gobernar.

En su libro El Coraje de la Desesperanza, Slavoj Zizek dice que “la deuda es un instrumento con el que controlar y regular al deudor, y como tal, busca su propia reproducción y ampliación”.

Zizek menciona que la presión que ejerció la Unión Europea sobre Grecia, durante la crisis de la deuda de ese país, que comenzó a finales de 2009 y terminó en 2018, encaja con lo que el psicoanálisis se denomina “superego”, cosa que aplica a la perfección con lo que parece estar pasando en Argentina con la presión del FMI y la complicidad de la oposición (que cuando eran oficialismo fueron los que tomaron la deuda y no se hacen responsables siquiera)

“El superego no es un agente ético propiamente dicho, sino un agente sádico que bombardea al sujeto con exigencias imposibles y disfruta de manera obscena cuando el sujeto no consigue satisfacerlas; la paradoja del superego consiste en que, tal como vio perfectamente Freud, cuanto más obedecemos sus exigencias, más culpables nos sentimos”, escribe el filósofo esloveno.

Entonces el superego es el FMI y la oposición, y el sujeto culposo el Gobierno Nacional.

Pero Zizek cita un ejemplo que grafica mejor las cosas: “Imaginemos un profesor cruel que impone a sus alumnos tareas imposibles y luego se mofa de ellos sádicamente cuando ve su angustia y su pánico”. Ya podrá usted, amigue lector, imaginarse quienes son los profesores sádicos en esta historia.

Y para cerrar cito nuevamente a Zizek, en otro pasaje del mismo libro mencionado, donde señala que “el auténtico objetivo de prestar dinero no es que te reembolsen la deuda con beneficios, sino que la deuda se eternice para que el deudor se mantenga en una situación permanente de dependencia y subordinación”.

Esto es lo que hico Macri, entregar su gobierno a ser dependiente y subordinado de alguien que los argentinos no votaron y por 100 años.

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