El 11 de septiembre de 2020 será recordado como el Día del Maestro que se conmemoró a la distancia, con escuelas cerradas, aulas vacías, con docentes y alumnos en el mejor de los casos en el desafío de vincularse a través de clases virtuales.
La pandemia por coronavirus que barrió todas las planificaciones en el mundo, quizá en el ámbito educativo es donde más generará consecuencias y acentuará desigualdades porque a este concepto no debemos pensarlo con nuestra conciencia de gente de ciudad.
En las áreas rurales la escuela representa el núcleo social, una verdadera segunda casa que desde marzo tiene sus puertas cerradas.
La falta de conectividad y la falta de herramientas tecnológicas para acceder, plantean una barrera de injusticia social. Incluso en zonas urbanas el binomio de conectividad y acceso a computadoras con suerte llega al 50% de la población.
En su momento El Influencer publicó una encuesta telefónica de hogares realizada por Unicef donde regiones del NOA y NEA quedaron afuera ya que la comunicación con este soporte es una utopía, aún en el siglo XXI.
Domingo Faustino Sarmiento
Cada 11 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Maestro, en conmemoración al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, en 1888. Así quedó establecido en la Conferencia Interamericana de Educación que se celebró en Panamá en 1943.
Se trata de la figura insoslayable del ámbito escolar y académico, también orientador y guía del ejercicio creativo y el desarrollo de conocimientos. Considerado el “padre del aula” porque desde las diferentes funciones públicas que tuvo allá por el siglo XIX, fue el gran impulsor de la educación argentina.
Sarmiento nació en las Provincias Unidas del Río de la Plata , más precisamente en San Juan, el 15 de febrero de 1811. Fue un político, escritor, docente, periodista y militar. Fue gobernador de su provincia natal entre 1862 y 1864; Presidente de la Nación entre 1868 y 1874 ; Senador Nacional por su provincia entre 1874 y 1879; y Ministro del Interior en 1879.
Su mayor legado fue su lucha por la educación y la cultura de su pueblo. Mientras fue gobernador decretó la Ley de enseñanza obligatoria primaria; como Jefe de Estado logró triplicar la población escolar (de treinta mil a cien mil alumnos), además de crear numerosos establecimientos educativos, no solo escuelas primarias sino lugares como la Academia de Ciencias, la Universidad Nacional de San Juan, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, la Biblioteca Nacional de Maestros, el Observatorio Astronómico de Córdoba, entre otros.
Durante su mandato las provincias fundaron unas 800 escuelas de primeras letras: la población escolar pasó de 30.000 a 110 000 alumnos. Creó las escuelas normales, subvencionó la primera escuela del país para sordomudos y fundó los Colegios Nacionales de La Rioja, Santa Fe, San Luis, Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes y Rosario.
Juana Manso, una heroína argentina
Juana Paula Manso vivió entre los años 1819 y 1875, y fue una verdadera pionera en el tema educativo. Cursó sus primeros estudios en la escuela para niñas Monserrat, regenteada por la Sociedad de Beneficencia
Luego de su exilio en Montevideo escribió su Álbum de señoritas, en donde cuestionaba la sociedad creada y dirigida por hombres que dejaba al margen a la mujer. En 1859, con Sarmiento acordaron un proyecto revolucionario para ese tiempo: la Escuela de Ambos Sexos Nº 1, la primera escuela mixta estatal del país, de la cual fue su primera directora, ubicada en el barrio de Monserrat, en la actual calle Bernardo de Irigoyen.
En 1862, publicó el primer manual de historia argentina destinado a las escuelas. Además, fue la primera mujer en integrar, como vocal, el Departamento de Escuelas y luego la Comisión Nacional de Escuelas. Fundó más de treinta establecimientos educativos, y fue la promotora de la enseñanza de inglés en la educación pública.
Juana fue duramente atacada por sus ideas liberales acerca de la mujer y por sus cuestionamientos al “orden establecido”, por su promoción de la enseñanza mixta que era una provocación contra los prejuicios de la época y porque, además, se convirtió al anglicanismo.
Según el historiador Felipe Pigna, desde todas partes presionaban a Sarmiento para que la “renunciara”. La respuesta fue: “La señora Manso no renunciará por ahora, porque ella no pertenece al gremio de los cobardes que se suicidan”.
Cuando Juana murió, fue despedida por Juana Gorriti: “Juana Manso, gloria de la educación; sin ella nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas”.