Martin Arancibia

Martin Arancibia: “No nos interesa el odio, lo que queremos es justicia, necesitamos reconstruir nuestra identidad con la verdad”

Sus padres fueron secuestrados en el 77´ cuando él y su hermana tenían 5 y 3 años, el cuerpo de su padre apareció en 2012 junto al de otras víctimas en las costas argentinas, diez años después la Justicia, en un fallo histórico, condenó a los genocidas responsables de los vuelos de la muerte. El cuerpo de su madre continúa desaparecido.

Martín Arancibia, hijo de desaparecidos y politólogo en diálogo con Diego Comba para el ciclo político La Rosca, se refirió al reciente fallo histórico de la justicia argentina, que admitió la existencia de los vuelos de la muerte en Campo de Mayo como mecanismo de exterminio instrumentado por el Ejército durante la dictadura, “no nos interesa el odio, lo que queremos es justicia, necesitamos reconstruir nuestra identidad con la verdad. Jamás va a haber en un hijo, odio”, afirmó.

“Es justicia al fin y nos llega, este fallo dice que mi viejo fue víctima y que el Estado se tiene que hacer responsable, deja de ser algo que nosotros pensamos para convertirse en algo real».

«Llegó el juicio a Campo de Mayo, el juicio a Malacalza, fuimos 4 familiares de 4 víctimas que logramos este fallo y la justicia llega, nos acarició que alguien diga sí, acá se asesinó”, sostuvo Arancibia quien todavía aguarda el hallazgo del cuerpo de su madre.

Arancibia recordó que sus progenitores fueron “chupados” un mediodía, mientras su madre cocinaba y él miraba televisión en el regazo de su padre. En mayo del 77´ el Grupo de Tareas del gobierno de facto tocó el timbre tres veces y luego “reventó la puerta” llevándose a sus padres Martín Roberto Ramón Arancibia y María Eugenia Zago; y dejando a él y a su hermana de 3 años, llorando en la casa de una vecina.

“Somos parte de la historia de un país, nos tocó jugar con estas bolillas, nosotros tratamos de sobrellevar el horror jugando. Cada uno de los hijos de desaparecidos lo vivimos desde diferentes lugares, yo siempre supe quiénes eran mis viejos”, afirmó.

“El cuerpo de mi vieja todavía no ha sido encontrado, esperamos que de alguna manera ella nos encuentre a nosotros, esperamos ansiosamente que empiecen los trabajos dentro de Campo de Mayo y que potencialmente esté ahí o en estos traslados por cualquier parte del país”.

Arancibia recordó que comenzó a construir su identidad familiar a partir de una entrevista que vió en tv cuando era universitario, en la que hablaba una persona que había sido uno de los líderes que desarmó la organización a la que había pertenecido su padre “me tomé el atrevimiento de conseguir el teléfono y decirle ´¿en que se equivocan los muertos? ´ me preguntó el nombre y apellido y me dijo hablemos: ´tu viejo y tu vieja eran más de lo que vos crees´.

En cuanto a su madre, fue Cristina Pailos, quien colaboró en el rearmado de la figura materna, “la historia de mi viejo es épica no hay quien no me diga que fue un gran tipo, mi vieja era más humana, tenía dudas y miedos, pero el proyecto político de ellos era un proyecto de amor en el que estábamos incluidos nosotros”.

El cuerpo de su padre apareció en 2012 y en julio de este año, se conoció la sentencia contra Malacalza, responsable de los vuelos de la muerte dentro del Ejército, “el terrorismo de estado fue sistemático en desaparecer gente y disciplinar una sociedad. Estaban tan organizados que de la izquierda argentina se encargaba el Ejército y del peronismo se encargaba la escuela mecánica de la Armada. Lo primero que había que hacer era romper el silencio de aquellos que habían sido cómplices de esto, el primero que lo rompe para la Armada es Scilingo y en el caso de Malacalza son los conscriptos que en ese tiempo estaban en Campo de Mayo” recordó y agregó “Campo de Mayo este año recién se va a convertir en sitio de memoria, sabiendo que posiblemente hay tumbas y fosas comunes”.

Mediante este fallo, la justicia argentina dio por cierto que en Campo de Mayo se usaron aviones del Ejército para eliminar a personas que estaban secuestradas y que eran adormecidas antes de ser arrojadas a las aguas del Río de La Plata o del Mar Argentino y condenó a Luis del Valle Arce, Delsis Ángel Malacalza y Eduardo Lance, quienes fueron los cuadros jerárquicos del Batallón de Aviación 601 entre 1976 y 1977.

“El Ejército nunca había sido juzgado, la izquierda argentina ha sido invisibilizada, hay una izquierda que el Ejército hizo desaparecer completa, Campo de Mayo nunca había sido puesto en discusión, para Macri era un campo ecológico, era intocable, el ejército era intocable”.

Arancibia sumó que el fallo incluye la rectificación del diario Clarín, respecto de una información falsa vertida en el 77´, en la que buscaban instalar la idea de que los niños Arancibia habían sido abandonados por sus padres “esto habla de una ética de la noticia, cambiaron la historia”.

En este punto, recordó que cuando secuestraron a sus padres, a él y a su hermana los llevaron a dormir a una casa policial bajo el concepto de que fueron abandonados. Al ingresar les hicieron gran cantidad de preguntas para construir el relato del abandono, sin embargo, el niño no admitía dicho supuesto y es por eso que el informe psicológico arrojó que actuaba mitómanamente.

Sobre los discursos negacionistas y el desconocimiento de la historia, Martín Arancibia sostuvo “mi práctica docente me permite trabajar con alumnos personas grandes, en dos niveles: con la gente que cree que la violencia estaba justificada por parte del Estado que manejaba los aparatos, la coacción y la violencia física, ahí la discusión es nula, son mesas que evito. No hay diálogo porque son fanáticos talibanes de ese lugar”.

“Con el que tengo una charla muy grande es con aquél al que le contaron una historia que no fue así, cuando se abona la teoría de los dos demonios uno lo que hace es decir que no hubo dos demonios, hubo alguien que tenía el manejo”.

“La política genera un piso de consenso, hoy es Nunca Más. Fue muy interesante cuando intentaron poner el 2×1 para genocidas, el piso de consenso fue no, eso no. Si son 7 mil, 30 mil o 20 mil, no importa, con que sólo hayan torturado, matado o desaparecido a uno es suficiente para que todos pongamos un piso de consenso, de que eso no lo queremos nunca más”.

“Deberíamos hablar de los que desaparecen en democracia, institucionalmente algo está mal, desde Tablada en adelante tenemos asesinados en democracia, tenemos que preguntarnos cuál es el piso que se está levantando”.

Finalmente sostuvo que “hay una discusión que dice penemos el negacionismo y hay otra gente que dice que eduquemos, potencialmente cualquiera de los dos caminos va a ser actos fallidos. Estoy convencido de que la herramienta política más importante es la educación, generar una pedagogía de la memoria que nos permita discutir, no es convencer ni adoctrinar”.

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