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Música del alma: “El cuchi que silbaba majestuosas melodías”

Gustavo «Cuchi» Leguizamón (Salta, 29/9/1917 – 27/9/2000) cumpliría 104 años en 2021. Se lo considera uno de los compositores más importantes e influyentes de la música popular. Su música irrumpió el inamovible tiempo y color tradicional de la cultura argentina.

Hay miles de anécdotas acerca del “Cuchi” Leguizamón. Se hicieron cientos de homenajes en su memoria durante estos años póstumos. Simplemente aquí vamos a considerar el hecho de que el maestro siempre fue a contrapelo de “la sociedad salteña de mediados del siglo pasado” (recordemos que proviene de padre y madre con apellidos “renombrados” y de alta clase social, hijo de José María Leguizamón Todd y María Virginia Outes Tamayo, descendiente de Martina Silva de Gurruchaga, criolla considerada heroína de la independencia)

Cuando era pequeño, su madre, al verlo flaco en sus primeros meses de vida, pretende comprar unos cerdos para engordarlos pero no lo hace porque los observa tan enflaquecidos como “mi Cuchi”, dice su madre refiriéndose a su hijito. De ahí el sobrenombre de “Cuchi”.

Desde pequeño, demostró un enorme talento para la música. Su familia quería que se fuera a París a estudiar pero él decidió hacerlo en nuestro país, tal vez avizorando la riqueza cultural que el destino le iba a brindar. Se recibe de abogado en la Universidad de La Plata en 1945.

Entabla una entrañable amistad con uno de los más grandes poetas que dio la lengua española: el cerrillano Manuel J. Castilla, con quien produce un extenso repertorio folklórico de zambas, chacareras, vidalas, gatos, carnavalitos. Cuenta la leyenda que, en varias ocasiones, Castilla y Leguizamón, en tiempos de sol, verano y uvas, emprendían rumbo hacia los valles calchaquíes (Cafayate, San Carlos, Animaná, La Poma) y dicen, dicen, que varias veces lo hicieron caminando. Si hay algo de verdadero en esto, no sé si importa porque Castilla y Leguizamón ya forman parte del consagratorio bagaje mitológico musical argentino.

También encuentra en los músicos Patricio Jiménez y Chacho Echenique la dupla perfecta para la realización de sus obras, con armonizaciones, contrapuntos vocales y disonancias que rompían con el molde tradicional del tradicional folklore argentino de ese tiempo: el “Dúo Salteño”.

Podríamos rescatar muchas otras cosas pero simplemente recordemos que, por ejemplo, es autor de más de 800 obras, Spinetta lo llamaba “maestro”, ganó numerosos premios, musicalizó textos de Manuel J. Castilla, Borges, Neruda y Regen, entre otros, se consideraba anti-festivales pero participó en muchos de ellos, fue abogado, jugó al rugby, fue profesor de Historia y de Literatura, fue diputado provincial por el Movimiento Popular Salteño, durante la presidencia de Illia, y asesor cultural del gobernador Roberto Romero; sus referentes musicales eran: Bach, Mahler, Ravel, Stravinsky, Beethoven (el “definitivo”, según sus palabras), Chico Buarque, Milton Nascimento y Ellington, entre otros; su música ya es universal y por ello artistas de otros géneros y países -como Esperanza Spalding (jazz) y Grazie Wirtti (Brasil)-, interpretan su obra. Y por sobre todas las cosas anteriores, fue amante del buen vino y de la comida regional.

Para terminar, una amigo de mi padre fue alumno del Cuchi en la Escuela Normal y cuenta que, ya avanzados ambos en años, allá por la década del ’90, se cruzó con el Cuchi en el centro de la ciudad y al verlo, ya en silla de ruedas, se acercó cordialmente para saludarlo y lo hizo diciéndole “¡Doctor, cómo le va!”, a lo que el Cuchi le respondió “¡Doctor, tu mama!”. Rescato esto porque ese simple hecho nos sugiere que el doctor Gustavo Leguizamón se sentía parte del pueblo y no parte de un determinado sector sociopolítico que, generalmente, es visto como de clase social “acomodada”.

Y tal vez, su sobrenombre, su apodo, se hizo carne y espíritu en él porque qué mejor que un célebre chancho, un “Cuchi”, para festejar la profunda armonía entre la simpleza del diario vivir, el barro de la naturaleza y la música.

Escuchemos ahora “Chacarera del expediente”, letra y música de Leguizamón, tema censurado por la dictadura militar.

Por Nelson Coronel para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7

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