Nora Leonard

Nora Leonard: “Estaba convencida que no tenía que llorar para poder contar todo”

Fue la primera testigo del Juicio a las Juntas en 1985, pidió declarar porque estaba a punto de dar a luz. El deseo de justicia fue el bastión que le permitió contar todo lo que vivió y soportar el ataque de los abogados de los genocidas.

Nora Leonard fue presa política durante poco más de tres años, en la última dictadura cívico-militar. Activa militante por los Derechos Humanos relató en diálogo con Diego Comba para el ciclo político La Rosca, sus vivencias durante el período de facto y la incesante búsqueda de justicia.

“Cuando vino la democracia fue realmente muy gratificante, entendíamos que se abría una nueva etapa, que recuperábamos libertades, que no teníamos ese miedo por la dictadura. Fue un día de fiesta y de alegría”, sostuvo Leonard quien además es profesora de historia.

“Ellos cometieron todo tipo de violación a los derechos humanos, no es cierto que hubo dos demonios, hubo un solo demonio, un Estado que se volvió terrorista. Mientras tanto el pueblo estaba totalmente indefenso ante semejante estructura”.

“Acá en Salta, el único juez federal que había era el juez Lona y lo que hacía con los recursos de amparo o habeas corpus que se presentaban, era hacerlos un rollo y tirarlo frente a las familias, en un cesto de basura, los rompía, no teníamos dónde acudir”, manifestó.

Recordó que ante esta situación muy pocos abogados se atrevían a defender a los presos políticos, ya que eran permanentemente perseguidos o víctimas de atentados en sus casas.

Incluso antes de que inicie el golpe, comenzó a actuar la triple A (Alianza Anticomunista Argentina), Leonard relató que, en ese entonces, pusieron una bomba en el aula 1 de la UNSA, lugar cedido por el rector para que los jóvenes estudiantes pudieran reunirse, aquella aula nunca volvió a construirse.

“Nosotros éramos jóvenes idealistas, sensibles a la injusticia y soñábamos con un mundo más justo y más humano. Milite en la juventud católica, acción católica y con los curas del tercer mundo”.

“Estar presa cambia la vida totalmente, estuve un año acá, fue muy duro, hubo momentos en que estábamos totalmente aisladas, después ocurrió la masacre de Palomitas donde mataron a cinco compañeras, entre ellas mi hermana que estaba dando de mamar a su bebé y a mi cuñado”, sostuvo.

Con la angustia del recuerdo, pero con la voz firme describió el momento en el que se enteró que su hermana, su hijo y su cuñado habían sido asesinados. Un mes después de lo ocurrido “a mi hermana le dieron un certificado de defunción con mi nombre y mis datos, durante todo ese mes mi hermana fue al ejército, insistió muchísimo y le permitieron una visita. Ahí me enteré que mi hermana, mi cuñado y todos los compañeros estaban muertos. Fue duro, uno de los peores momentos”.

Leonard sostuvo que las amenazas de muerte eran comunes dentro de la prisión y las obligaban a mentir. En el caso de la visita de la Cruz Roja Internacional en una primera visita, las presas estaban obligadas a decir que recibían visitas, correspondencia y libros. En una segunda visita del organismo pudieron conversar en privado, denunciaron los fusilamientos de Palomitas y la situación deplorable de los varones presos. Luego de eso fueron trasladas a Devoto.

En el Juicio de las Juntas, fue la primera en declarar ya que estaba a punto de dar a luz “Strassera me recibe, yo embarazada con fecha de parto y me dice ‘señora esto sí que es hacer patria’”.

“Declaré y después me subí a la bandeja de arriba, escuche todos los otros testimonios, yo declare muchísimas veces, pero la declaración que más me costó fue esa con tanta exposición pública. Yo estaba convencida que no tenía que llorar para no olvidarme de los nombres y tenía que contar todo lo que había visto. Hice un esfuerzo sobrehumano, los abogados de los militares me decían cosas muy duras y yo volvía a la esencia, repetía: mi hermana y mi cuñado luchaban por la justicia”.

“Nosotros nunca nos rendimos, siempre seguimos luchando, incluso cuando ya estaban las leyes de impunidad acá, Ley de Punto Final y Obediencia Debida, después el indulto de Menem que fue terrible, nos fuimos a España y llevamos la causa al juez, si salía alguno de los militares fuera del país podía ser detenido”.

Afirmó que la llegada de Néstor y Cristina Kirchner fue muy importante, ya que en este período pudieron presentar un Habeas Data para conocer la verdad. Lucrecia Barquet, Coca Gallardo y Marta Pérez recorrieron toda la provincia recogiendo los testimonios de desaparecidos y de detenidos políticos, para luego llevar la información a Buenos Aires.

“El día 19 de diciembre del 2001, hay un genocida que se llama Hugo Cesar Espeche que me pide perdón en un ámbito judicial. Nunca jamás lo perdone, ya está muerto nunca perdonaré a ningún genocida, tienen que estar en una cárcel común. Nosotros queremos justicia, esa es la diferencia ética entre ellos y nosotros, nosotros buscamos juicio y castigo”.

“Nosotros no nos rendimos, cuando fue el 2×1 de Macri, hicimos marchas en todo el país, acá en Salta todas las asociaciones de derechos humanos llamamos a la movilización que cubrió 6 cuadras y por eso volvieron atrás”.

Para cerrar Nora Leonard afirmó que “es sumamente importante conocer todo lo que pasó en la Argentina para que esto Nunca Más se vuelva a repetir, queremos que se construya una sociedad donde todos tengan los mismos derechos”.

Por Lourdes Roldán

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