Parasitos

Reseña de Parásitos

Una tragicomedia surcoreana sobre una familia dispuesta a sobrevivir como sea y mejorar su situación económica. Humor negro y absurdo se confluyen para generar, en el telespectador, un enfoque crítico sobre el actual sistema socioeconómico

Esta semana les traigo mi humilde impresión sobre una película que hace unos cuantos días fue subida a la plataforma de Netflix: Parásitos. Una producción surcoreana del año 2019, multipremiada (galardones que incluyen Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2019, la edición de los Premios Globo de oro y, vamos a poner un gran asterisco acá, los Premios Óscar)

Deteniéndome en los datos otorgados por la academia estadounidense de cine, los mundialmente conocidos Óscar, compartiré una información bien curiosa al respecto: la película no sólo ganó su nominación a mejor film extranjero, también se quedó con el del año (galardón otorgado, generalmente, a producciones estadounidenses o de habla inglesa). No menos relevante, que lo dicho antes, hay también un dato llamativo: en 2019 Roma (gran film inspirado en la vida de una familia mexicana) gana como mejor película extranjera pero no como la del año, por decirlo así, aunque quedó flotando en el aire una especie de injusticia ante esta situación. Ya es sabido que las nominaciones y los galardones no sólo forman parte de valoraciones que vaya uno a saber quién las da, sino que muchas veces están acompañadas por intereses económicos, ideológicos, etc.

Más allá de esto sí quisiera tirarles algunos datos para que uno vaya nutriendo sus expectativas:

Parásitos, en la historia del cine y de estos premios mundialmente conocidos como los Oscar, se encuentra en la nómina de películas internacionales que ostentaron, obviamente en otros tiempos, esta doble nominación de mejor film extranjero y mejor película: La vida es bella (excelente drama que relata la historia de una familia viviendo bajo el régimen nazi) y Roma: grandes y aplaudidas producciones. Dato curioso, de todo este asunto, es que ninguna de ellas obtuvo el premio a mejor película del año, como es el caso del film surcoreano que estoy reseñando. Para completar toda esta información, puedo decir que Parásitos, en su competencia a mejor film del año, estuvo codeándose, por llegar a la meta y obtener la ansiada estatuilla, con ‘1917’, ‘El irlandés’, ‘Joker’, ‘Érase una vez en…Hollywood’, ‘Mujercitas’, ‘Jojo Rabbit’, ‘Historia de un matrimonio’ y ‘Le mans 66’. No solo compitió con ellas, sino que obtuvo la estatuilla, lo que implica, que se “llevó puesto”, como mal diríamos, a actores y directores de la talla de Robert de Niro, Al Pacino, Tarantino, al mismísimo Netflix quien produjo el Irlandes, Martín Scorsese, por nombrar algunas figuras más que consagradas como así también a la plataforma más famosa del mundo.

Con todos estos pergaminos y la posibilidad de conocer estos datos más que llamativos, cualquier telespectador se predispondría al goce fílmico y, quizás, llegue a pensar algo así como “hoy sí que me veo una gran película”.

Ya de lleno, en la película reseñada, es indudable que su trama se mueve en un entorno tragicómico. Muchos segmentos dan vueltas, irónicamente, sobre las tragedias cotidianas de una familia que no la está pasando bien: desempleo, vivir en el hacinamiento y en la insalubridad, situación de pobreza extrema en donde se come lo que se puede, desde una especie de depósito (lugar donde la familia en cuestión vive), y se observa cómo los borrachos orinan en la ventada de la morada familiar mientras los integrantes de ésta están cenando, o, también a modo de ejemplo, la llegada de un amigo del hijo quien trae un presente bastante singular (una roca) y la madre expresa, para el entorno, algo así como: “mejor hubiera sido algo para comer”. Es una especie de humor negro que va acompañado por grandes aspectos gesticulares (si ustedes han visto algunas películas orientales, este detalle es muy marcado en ellas. Hay una sobreactuación generada a propósito, algo característico de mundo cinematográfico asiático).

La película, entonces, tiene un gran segmento de humor negro en base a este pequeño gran detalle que es la marginalidad de los integrantes de una familia. Un aspecto, de gran importancia para los integrantes de ésta, es la oportunidad que les da el amigo del hijo quien le propone, a él, dar clases particulares de inglés a una adolescente perteneciente a un grupo económico acomodado (la gran cuestión es que el joven tiene las capacidades para dicha labor, pero lo que nunca obtuvo es la posibilidad de estar certificado/acreditado, lo que sería, básicamente, tener un diploma: algo que solo podrá obtener estudiando en una Universidad que, dicho sea de paso, requiere tener ingresos para poder pagarla).

La trama de esta historia comienza y termina con falsificaciones de documentos, por parte de los “marginales”, que certifican, en una posterior entrevista con la señora y el señor Park, la posibilidad de estar idóneamente preparados para las labores solicitadas (primero será el turno del hijo para enseñar inglés, luego la hija impartirá clases de artes plásticas, posteriormente, el padre trabajará de chofer y, por último, la madre se encargará de los quehaceres domésticos). Toda la historia de la película está pensada y contada en base a la necesidad económica de la familia marginal que lleva, a sus integrantes, a insertarse en la vida acaudalada de los Park (los ricos). Al respecto, el humor negro va ir dándose a partir de las diferencias de clases y las constantes adulteraciones de papeles (cada miembro de los Kim se las irá ingeniando para hacer algún trabajo en la casa de los Park).

Parásitos es una película que claramente da su humorada a través de lo absurdo de ciertas rutinas cotidianas que realizan los Park: una familia de clase acomodada, en contraposición a las necesidades extremas de los Kim (una familia marginal). Sin tratar de contar demasiado, puedo decir, que los “marginales” se van introduciendo, de a poco, en la vida de los Park a partir de sus falsificaciones y una serie de acciones que derivarán en los despidos de los otros empleados y la posterior incorporación de algún integrante de los Kim a ese entorno. Es un humor sencillo y tragicómico, pero con grandes dotes críticos: deja sobre la mesa la presencia de un contexto completamente desigual en donde unos la pasan bien y otros mal o sobreviven como pueden.

El último tramo del film incorpora una tonalidad mucho más seria y esas cosas que estaban pensadas risueñamente ya tienen una carga crítica más compleja. La cara y actitudes de los personajes marginales se van desfigurando y en algunos de ellos aparece la angustia y hasta el odio a ese sector (la familia que les da trabajo) que, por su vida de grandes lujos, gustos extravagantes y falta de problemas, no pueden ver más allá de su círculo.

Pensando todo este asunto temáticamente, Parásitos sí es rica en cuanto a mostrar una realidad enteramente distópica, por así decirlo. Hay en este film un mundo indeseable en donde las clases sociales están fuertemente marcadas y la cuestión monetaria genera oportunidad. Se muestra un sistema de injusticia y crueldad que cambia, como había expresado con anterioridad, la tonalidad de la película: un personaje se da cuenta cómo lo ve a él su patrón a partir de su “olor a pobre” y no resiste el impulso de mandarlo a mejor vida. No es una historia futurista sino más bien una narración, por así decirlo, de un presente que muestra prácticas y conductas injustas y hasta crueles.

Parásitos nos lleva a pensar toda esta situación temática y es, sin dudas, lo más rico que tiene. La humorada que presenta no deja de ser sencilla y hasta quizás cursi, pero esa aparente simpleza no debe quitarle méritos ya que “esconde” una crítica profunda hacia un mundo signado y configurado por la cuestión mercantil.

Como detalle para ir cerrando todo lo aquí expresado, es interesante ver el final de la película ya que metefóricamente vuelve a saltar el tema de las clases sociales: “la liberación del padre solo se producirá cuando su hijo ascienda socialmente” que sería algo así como: el éxito solo lo trae ser rico.

Quisiera, después de haber visto esta película surcoreana, hacer la siguiente reflexión: Parásitos es una producción popular, no exige mayores trabajos al telespectador. Todo en apariencia porque en su simpleza también está la riqueza: su pequeño y simple humor tiene una poderosa crítica a la vida y preocupaciones superficiales de los sectores acaudalados como así también hacia el injusto y cruel mundo capitalista que se encarga de hacer tortuosa la vida a muchas familias.

Si te intrigó lo que te conté o querés ver si compartís o desechás esta humildísima impresión, te invito a mirar la película y después comentarnos.

Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *