Tras su gran actuación en Roma, el tenista argentino habló de sus expectativas de cara a Roland Garros y dio detalles sobre cómo es jugar en el circuito en medio de una pandemia.
“Estuve a un solo partido de ser Top Ten y ésa es mi barrera personal a romper. Después hay otras que incluyen torneos, pero estar dentro de los 10 primeros es palabras mayores”, confesó Diego.
Schwartzman tiene muy en claro sus objetivos y trabaja cada día para ello, aún desde que era chico y no había seguridad de concretar su sueño de ser tenista profesional. Por eso, el próximo salto debería ser meterse en el privilegiado grupo de los 10 primeros del ranking mundial, un sitial del que estuvo cerca en varias ocasiones, pero al que aún no pudo acceder.
Hace pocos días, Novak Djokovic se interpuso ante una nueva oportunidad que le brindó el tenis. “Es muy difícil. Mucha gente ha tocado esos lugares y no lo pudo mantener, eso habla de lo complicado que es. Ahora estoy cerca, pero ojalá lo logre este año o el que viene”, expresa casi como contando el sueño de alguna de estas noches, en voz alta.
Roma fue una gran semana para él y, también, “un tanto sorpresiva, no por el nivel que mostré ni por los partidos que gané, sino porque tuve un regreso al tenis pos pandemia no bueno, me golpeé en el US Open, no encontraba el tenis y estaba en una nebulosa. Y, la verdad, Roma fue como un volver a sentirme bien con mi tenis”, comenta satisfecho.
“Yo creo que fue mi mejor torneo por muchas cosas. Rompí muchas barreras que uno no sabe si volverá a hacerlo. Es como sentir que uno puede seguir manteniendo y creciendo, porque le gané a Nadal y porque fue mi primera final de Masters 1000”.
«Nadal, Djokovic o Federer tienen una estadística a cinco sets y una forma de jugar que te obliga a hacerlo a gran intensidad durante mucho tiempo y hay que estar muy preparado. Me siento preparado, pero la realidad es que también hay que mantener ese nivel durante cuatro horas y se hace difícil, porque uno tampoco tiene esa gimnasia de estar haciéndolo todo el tiempo. Por eso es que me parece que es mucho más posible ganarles en un partido a tres sets”.
También sintió que Djokovic no le quedó demasiado lejos y que desperdició sus chances, cuando las tuvo. “No me sentí lejos del juego de Novak, todo lo contrario. Me dio mucha bronca, mucha pena, dentro del partido, porque el arranque fue muy positivo. Él, jugando por debajo de su nivel, y yo respondiendo bien físicamente, a pesar del desgaste del día anterior. Me costó un poco el partido cuando él empezó a mejorar, pero tuve un montón de chances. Lamentablemente, no tengo un saque que pueda hacer una gran diferencia. En el segundo set él nunca paró de mejorar y a mí se me hizo más complicado, era ya todo más cuesta arriba. El primer set creo que determinó la final”, analizaba a pocos días de la definición del torneo romano.
La nota simpática que había dejado en el Foro Itálico fue la leyenda sobre el acrílico de la cámara cuando venció a Rafael Nadal. Era su primer match en la cancha central, estallaba de alegría por la victoria sobre el manacorí y escribía la palabra Argentina. “Se me ocurrió, porque es un momento duro para todos. Además, una vez puse Boca y los hinchas de River me mataron, así que decidí sólo poner Argentina”, confesó entre risas y agregó: “También porque sabía que era fin de semana y que habría mucha gente mirando y quería mostrar un poco ese pantallazo, que es por lo que uno juega. Fue como decirle gracias a todos los que me apoyan, yo soy recontra argentino, como ustedes saben, y quería decirles gracias.”
Luego del paseo de 10 kilómetros por Roma, llegó el momento de mudarse a París, para comenzar a entrenar de cara a Roland Garros y Diego había dicho que su primer temor no eran “los cinco sets, sino el mail con el resultado del primer test de PCR” que le realizarían.
Comienza el último Grand Slam de la temporada y la esperanza argentina está detrás de la raqueta del finalista de Roma y número 13 del mundo, Diego Schwartzman.
Schwartzman: “Mi próxima barrera a cruzar es llegar al Top Ten”
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