La imagen de la gestión que encabeza Bettina Romero no pasa por un buen momento, las mediciones de encuestadoras en este sentido son tajantes y no armonizan con su imagen y estética personal, tan cuidada por su equipo de comunicación audiovisual.
La obra pública siempre integra la política central de cualquier gobierno y en esta gestión de la Municipalidad de Salta no fue la excepción, o por lo menos en los discursos está presente. El problema es que no hay correlato en la acción, por lo menos en la eficiencia en materia de ejecución de los recursos públicos.
En las últimas semanas se habló en los medios tradicionales y en las redes sociales de las malogradas y vapuleadas ciclovías, que en el espíritu de la obra puede estar bien, pero desde los barrios más vulnerables se elevan quejas pidiendo mejores condiciones urbanísticas, después ciclovías en el centro. Bettina parecería seguir la línea de su padre, exgobernador de Salta, quien fue un infatigable promotor de obras en el microcentro salteño.
La primera lluvia intensa en la ciudad de Salta desnudó y comprobó lo que la mayoría anunciaba: la ciclovía sobre avenida Belgrano se convirtió en una hidrovía, cuando las aguas bajaron, en varios sectores no quedó nada en su lugar.
Otra obra que podríamos calificar de efímera, fue la puesta en valor del puente de avenida San Martín, el que se usa habitualmente para subir a la zona oeste alta de la ciudad. Cuando se ejecutaban estos trabajos, los mismos vecinos parecían tener más conocimientos de estructuras que los propios funcionarios municipales, ya que advertían sobre la fragilidad de la ejecución. Esta verdad quedó demostrada esta semana.
Rápidamente la Municipalidad salió a aclarar que la empresa que estuvo a cargo de la obra deberá asumir los costos de las reparaciones por estar en garantía el proyecto. Los contribuyentes de la ciudad de Salta esperábamos que con la misma celeridad se aclare quién se hará cargo de hacer dos veces la ciclovía sobre calle Alvarado.
Derrumbe de imagen
A principio de octubre El Influencer accedió a una serie de encuestas que coincidían en el derrumbe estrepitoso de la imagen positiva de la intendenta de la ciudad de Salta: No supera el 23%, cuando la negativa se acerca al 50%. Recordemos que asumió con una imagen positiva superior al 60% .
Son días agitados en el gabinete municipal, donde los ánimos están caldeados buscando responsables de los fallos en la gestión.
Su alianza con el Concejo Deliberante también tambalea, los pocos concejales fieles ya no saben cómo defender la gestión. Desde el cuerpo de ediles se la acusa de privilegiar su ego, criticando lo que consideran un festival de vetos cuando se trata de proyectos que no surgen del seno del Ejecutivo
Entre tantas inversión en obras públicas que a esta alturas se convirtieron en gasto, la sociedad continúa esperando un gesto desde el gabinete municipal, gesto que no llegó en reducción de sueldos de sus principales funcionarios. Es cierto que este ahorro no impactaría en un ahorro considerable, pero puede ser una señal de empatía contra tantos sectores que la están pasando mal.