Mientras a transcurriendo la jornada electoral y en los medios se van multiplicando las anécdotas que sirven para llenar espacios, yo prefiero detenerme en una.
Donde puedo afirmo que votar no es sólo una obligación legal, y no suelo usar lo del deber cívico, porque prefiero ponerlo en términos de obligación moral y ética ciudadana, y lo discuto con quien sea que haga el intento de molestarse por ir a votar las veces que sea necesario hacerlo cada dos años, y peor aún si alguien decide no ir a votar, y cualquier argumento que no sea estrictamente sanitario o de distancia es para mí absolutamente inválido.
Rafael “Nene” Estrada es un histórico dirigente del peronismo salteño, hoy tiene 72 años y está aún recuperándose de las secuelas del coronavirus, en un día con frío y lluvia, y se levantó y fue a votar.
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Como el Nene hay miles de personas con las mismas convicciones, que van y ejercen su derecho, su deber, su compromiso, a consciencia de lo que significa el voto, de todo lo que tuvo que pasar para poder tener esa libertad de elegir, de involucrarse. Eso es lo que debería pasar siempre, y que la noticia no sea la poca, baja o escasa participación
No es un día más, porque cada día de elección es un día especial, es un día que le da más valor a la democracia, un sistema con más virtudes que defectos, y este tipo de actitudes son las que le dan mucho más valor aún, en tiempos en que desde algunos sectores apelan a la violencia e incluso fomentan de muchas formas la no participación ciudadana, y se regocijan cuando el número de votantes es menor al esperado.