Esta es una de las tantas historias que se vieron y oyeron en muchos lugares del mundo, pero no por ser una más hay que acostumbrarse a que estas cosas sucedan, y es que la pandemia viene mostrando la mejor y también la peor cara de muchas personas, nos muestra tal cual somos.
Juan (el nombre es ficticio para proteger su identidad) nos mandó unos audios donde relata cómo es la peor versión de algunos vecinos. Juan es ese enfermero que quisieron echar de su edificio por trabajar con personas contagiadas. Juan es esa médica a la que le pasó lo mismo en otra ciudad, otro edificio, quizás en otro idioma. Juan es ese contagiado que fue escrachado en su barrio, al que algunos vecinos lo amenazaron con que se vaya de ahí porque él y su familia tienen coronavirus, pasó en Salta, pero pasó en todo lados, cuento la historia de Juan, pero es la historia de la miseria de algunos seres humanos.
Podría ser una nota informativa, pero prefiero que sea de opinión, así soy libre de opinar y decirles a los que atacaron a Juan, a todos los juanes y juanas del mundo, que son parte de lo peor de la humanidad, y que por suerte está la otra parte, la solidaria, la que entendió que de esta salimos juntos o no salimos, aunque salir juntos nos implique que también salgan los horribles seres que mostraron sus miserias, pero que por suerte se mostraron tal y como son en realidad, así los juanes y las juanas que tienen la desgracia de tenerlos como vecinos los conocen de una buena vez.
Juan nos contó que él y su familia (vamos a omitir los datos de cuántos son y dónde viven para proteger su integridad) tienen coronavirus, y por ende están aislados en su casa, como corresponde. «Toda la semana estuvimos recibiendo amenazas en nuestra casa, de los vecinos de la cuadra, del almacenero de la vuelta, no se imaginan cómo nos tratan por tener COVID. Nos empezaron a insultar, querían que nos vayamos del barrio y de gente que uno nunca se hubiese imaginado que reaccionaron así».
«Se que hay más gente enferma que no informa a las autoridades porque le tienen miedo al escrache, a que los traten como nos están tratando a nosotros» dijo Juan. Claro, si algo trajo el virus es el miedo, lo instaló tan profundo en tanta gente que ya no se trata únicamente de enfermarse, sino de que sea grave, de que haya que terminar internado o internada, en soledad, de que se ponga grave, de morir y en esa soledad espantosa, y por si fuera poco, de que no te puedan ni despedir, a todo eso también le temen a sus vecinos irracionales, déspotas y violentos.
«Yo hice lo que tenía que hacer y es aislarnos y avisar a las personas con las que pudimos tener contacto para que se cuiden, pero la gente, lamentablemente no entiende y lo primero que hicieron fue buscar la forma de agredirnos y con amenazas» relató Juan que se lamentó porque muchos «son vecinos que uno los ve siempre y nos saludábamos, porque somos del barrio, algunos nos conocemos, y esas son las cosas que molestan».
Juan nos dijo también que con estas actitudes te podes dar cuenta de la poca educación de la gente, que no se informan, que no respetan nada, y yo un poco disiento con Juan, porque no creo que esas actitudes sean por falta o poca educación o información, insisto en que en realidad es la muestra cabal de cómo es cada persona en realidad, en su esencia, eso que muestran en estas situaciones es lo que son y disimulan, es gente que seguro envidia lo que tiene el otro, que vive a la velocidad del rumor y lo genera, que no tiene moral, ni ética y mucho menos empatía o solidaridad. Eso son, eso muestran, pero al final del camino es mejor, porque nos permiten conocerlos.
En nuestra charla, que fue un intercambio de audios por whatsapp, Juan me dijo que esa gente en algún momento se va a enfermar y deseó que «ojalá no les pase nada grave pero que aprendan que feo es», claro, porque Juan va a ser solidario con ellos, a pesar de todo, pero sus otros vecinos les van a hacer lo mismo que le hicieron a Juan, y van a aprender, pero ojalá no se enfermen, coincidimos con Juan.
En otro audio le dije: Juan (no le dije Juan, lo llamé por su nombre», me das permiso para publicar esto en una nota, sin decir ni tu nombre ni dónde vivis? y su respuesta fue tajante: «Si hacelo, hacelo Diego, sabés por qué? Porque la gente no tiene garantía de seguridad, hay gente enferma y tienen miedo de decirlo. Y como si decis que tenes COVID ya te quieren echar de tu casa, te insultan o te quieren romper los vehículos, la gente está asustada»
«La gente le tiene miedo a la represalia de los propios vecinos, con los que convivis hace 20 años», terminó diciendo, dolido, Juan y con eso debería terminar, pero no puedo, porque pienso hasta dónde puede llegar la maldad de algunas personas para reaccionar de esta forma e insisto, por suerte están los otros, los solidarios, compañeros, los que se preocupan y ocupan por los otros
Adhiero en gran parte a tu opinión Diego. Las situaciones límites son así, hacen aflorar lo peor de las personas, exponen su lado más perverso y oscuro. Pero creo que también muestran que hay gente que es por demás empática y solidaria, aún en los peores contextos.
Es en ese contraste que uno se refugia para no caer en el descreimiento de que podemos aspirar a un mundo mejor…. un pensamiento utópico de mi parte seguramente.
Abrazo a las Juanas y a los Juanes.
Un abrazo para vos también.